Hace unos días adelantabamos que la Federación de Daño Cerebral FEDACE ha publicado su nuevo cuaderno sobre daño cerebral adquirido, titulado “DCA en la familia. La atención a niños y adolescentes”. Aquí teneis el artículo que ha publicado la federación al respecto.
La redacción de este libro se ha realizado con el material elaborado por profesionales (neuropsicólogos, psicólogos, terapeutas ocupacionales y trabajadores sociales) de varias asociaciones pertenecientes a FEDACE durante 3 meses de trabajo y puesta en común. Como sabeis, una de nuestras neuropsicólogas, Milagros Muñoz (la que os escribe estas palabras), colabora con la Asociación de Daño Cerebral de Murcia DACEMUR desde hace años. En esta ocasion, tuve la suerte de poder participar en este fantástico trabajo y colaborar con mi granito de arena en esta publicación.
Para elaborar el material, se realizaron dos talleres presenciales, uno a principios del verano del año pasado, y otro nada más terminar, en los cuales fuimos poniendo en común nuestras experiencias en relación a cuando llega el daño cerebral a la familia, como se aborda ese tema con los niños y/o adolescentes que hay en la familia. Durante el verano, estuvimos trabajando por grupos elaborando los casos para presentarlos en el segundo taller que se realizó en septiembre.
Los talleres estuvieron dirigidos por Lira Rodríguez, coordinadora de proyectos de FEDACE, y por dos psicólogas clínicas infantiles.
Mi experiencia en este primer taller en el que he participado ha sido, sobre todo, muy reconfortante. Que varios profesionales (creo recordar que eramos más de 20) puedan poner sus experiencias en común resulta muy enriquecedor para todos, independientemente de los años de experiencia que llevemos en el sector.Además, creo que tratamos un tema muy importante, que se suele dejar de lado cuando aparece en la familia el daño cerebral: cómo lo entienden (o no lo entienden) los niños y la importancia de que se trate el tema con ellos, ya que ven cambios a su alrededor (su madre, su padre, su hermano, etc.) y puede ser que ellos elaboren su propia explicación que nada tenga que ver con la realidad (ej: que es culpa suya). En este sentido, me gustaría destacar algunas ideas:
1.- El tema no debe ser tabú. No hablar de ello fomenta las interpretaciones erróneas y que los niños aprendan que de eso no se habla, por lo que no preguntan sobre el mismo, lo que no quiere decir que no tengan dudas.
2.- Se debe tratar con naturalidad. Lo que creemos que para un niño puede ser un trauma, porque nos parece algo “muy fuerte” para que lo procese una persona de tan corta edad, si se trata de forma natural y con un nivel adaptado a sus conocimientos (nada de explicaciones científicas), puede ser aceptado por el niño de forma natural y precisamente, prevenir futuros traumas.
En resumen, una experiencia fantástica, que espero que se pueda repetir en el futuro.
Os dejo el enlace por si quereis descargar el cuaderno: DCA en la familia. La atención a niños y adolescentes.