Lugar: Sala Arena. Madrid
Fecha: 11 noviembre 2016
Asistencia: 300 personas
Artistas Invitados:-
Brechas que unen
Jugada ambiciosa la de Dardem, banda sevillana afincada en Madrid que este pasado 11 de noviembre se presentaba en la Sala Arena ante un público entusiasta y entregado a la causa pero que no consiguió abarrotar el local capitalino.
Buena entrada, en cualquier caso, para adentrarse en las profundidades de 'La brecha', su reciente disco, que presenta un músculo ciertamente bien trabajado, una pegada repleta de contundencia y una capacidad melódica irrefutable.
Empujado por esa solvente base rítmica integrada por Peter Bacán (batería) y Joe Melero (bajo), el guitarrista Raúl Pacheco crea las atmósferas sónicas para que el vocalista (y teclista) Pepe Rodríguez fluya con sus hipnóticos contoneos y su indudable magnetismo.
Como si de un Sandokán de afilados rasgos se tratase, Pepe centra en su espigada figura buena parte de las miradas mientras se deja su versátil y agraciada garganta en el primer tema de la velada, 'Alquímica', al que le sigue 'Lunas negras'.
El pegadizo single 'Tus dudas' lo pone todo patas arriba y hace aflorar a los más fanáticos mientras el grupo edifica su propuesta basada en ambientes oscuros y densos, con guitarrazos por momentos cercanos al stoner con influencias de U2, Héroes del Silencio y la parte más electrónica de Depeche Mode (y con ciertos toques flamencos y arábigos en determinados pasajes).
Tirando de carisma, entrega y pericia, Dardem se imponen con temas como 'El reloj', 'Subterráneo', 'Inerte' y 'Raíz' tirando de épica y ese sonido grandilocuente imaginado para sonar 'gordo y grande' en grandes recintos, pero que también, por supuesto, atrapa en lugares más cercanos.
En el tramo final atrona 'Eclipse' antes de la despedida definitiva con 'La brecha' y el grupo agradecido y satisfecho recibiendo los aplausos de un respetable sinceramente entregado a su propuesta. La conexión se ha establecido firme y aquí no hay brecha que pueda romperla, sino más bien todo lo contrario porque, por extraño que parezca, también hay brechas que unen.