La decisión fue anunciada a través de su página de facebook y han sido numerosas las reacciones que ha suscitado, a favor y en contra. Ella misma se confiesa sorprendida por la repercusión de la noticia.
De entrada tengo que decir que muchos de los comentarios que han sido vertidos, tanto en medios de comunicación, como en redes sociales, como en su propia página de facebook, son realmente lamentables, no por el fondo sino por la forma. Otros, en cambio, dan en la diana y tratan de explicar cómo los argumentos de la Sra. Etxebarría son fragmentarios y alejados de la realidad.
En mi opinión, la opción no es no publicar. Es encontrar alternativas a un modelo de negocio superado. Y los escritores deberían ser los primeros interesados. Quizá ella se pueda permitir el lujo de decirlo porque tiene otras fuentes de ingresos.
Los autores que no pueden vivir de lo que escriben porque no son tan conocidos, no han ganado ningún premio resonante o no colaboran en medios, lo que han hecho ha sido buscar alternativas a un modelo de negocio superado por la realidad, cultural, tecnológica y social.
Es verdad que los autores tienen poco que decir (excepto, quizá, algunos reyes Midas); más bien son las editoriales y distribuidoras quienes deben cambiar el chip. Pero muchos autores, normalmente los que aspiran a vivir casi únicamente de las ventas, son los que siempre se han puesto del lado de ese modelo de negocio; modelo que les trata a patadas pero al que inexplicablemente "adoran".
Todo el mundo aspira a ser JK Rowling. Pero nos olvidamos de que muy pocos escritores en la historia (sobre todo contemporánea) han podido vivir exclusivamente de su obra; su actividad literaria era más bien un complemento a otras actividades. Y sí, finalmente algunos han conseguido "profesionalizarse".
Pero volviendo al tema inicial, muchos de los comentarios, a favor y en contra, que se pueden leer respecto a la decisión de la Sra. Etxebarría son meramente viscerales y plagados de ignorancia.
Pero una cosas sí que hay que tener en cuenta: la Sra. Etxebarría ha estado a menudo flirteando con la polémica y con la notoriedad intencionada. Así que no es de extrañar que sus palabras hayan tenido mayor repercusión, y en el mismo sentido.
Pero la Sra. Etxebarría ya fue blanco de los dardos de compañeros de profesión, tanto por su obra como por las polémicas en las que se vio envuelta.
Son esos dardos los que me interesan hoy, y son los que recoge Albert Angelo en Escritores contra escritores, editado en 2006 por El Aleph.
"Quienes los escriben son los que precisamente más ayuda necesitan. Lucía Etxebarría, por ejemplo. Un ser desamparado que quiere hacer el bien y ayudarnos a capear los problemas. Pero a veces los que quieren hacer el bien terminan por hacer involuntariamente mucho daño"Enrique Vila-Matas, hablando sobre los libros de autoayuda.
"No me gustaría coincidir en nada con Lucía Etxebarría"Ray Loriga, contestando a la pregunta de si le gustaría coincidir con la escritora en el cargo de Doctor Honoris Causa en otro país.
"No tengo nada que ver con Lucía Etxebarría. Ni tampoco mi literatura"María de la Pau Janer
"Yo sí puedo decir que la señorita Etxebarría, como novelista, no me ha interesado jamás. En realidad nunca he podido terminar ningún libro suyo. Y las declaraciones que ha realizado, todavía me la alejan más… Me parece que es una auténtico 'bluff'".
"Lo de esta señorita es un plagio como una catedral"Juan Marsé
"No ofendas a los peruanos creyendo que en cuatro días puedes conocer y dar cuenta de un país tan complejo… Tú nos estás hablando de ti misma todo el tiempo, de tus orgasmos, de tus tetas, y ya estamos hartos de ese culto a tu propia personalidad"Margo Blantz, respecto a unas declaraciones de la aludida en las que afirmaba que el Perú era un país "racista, sexista y machista".
La recopilación es de 2006, así que seguro que está desactualizada. Pero visto lo visto, quizá tardemos en volver a ver esta escena:
Aunque conociendo el corporativismo de parte de la industria editorial, no me extrañaría que Lucía Etxebarría sea elevada a los altares del inmovilismo cultural y convertida en estandarte de una batalla perdida de antemano.