Es innegable el cambio que ha sufrido la sociedad en pocos años, y con ello la educación que reciben quienes son el futuro, y muchos se plantean ¿esto es bueno? Yo creo que el cambio es bueno, pero la rapidez no.De aquellos padres autoritarios de los que nos escondíamos debajo de la cama por miedo hemos pasado a unos ami-padres con los que salimos de fiesta en un abrir y cerrar de ojos. Estos padres se consideran tolerantes, modernos y respetuosos con sus hijos sin darse cuenta que caen en el permisivismo. Cada uno tiene su papel y el de los padres es establecer límites claros y normas, ser un ejemplo a seguir y esta función no puede ser desempeñada por los abuelos porque son eso, abuelos, y ya en su momento ejercieron de padres, además que si los abuelos asumen el papel de padres, los padres nunca se ganarán el respeto de los peques (soy consciente que hay situaciones y situaciones como el trabajo y no nos queda otra que dejarles a cargo de los abuelos).
Hemos pasado de la nada que poseían los niños de antes al todo que tienen los de ahora por diferentes motivos, uno de ellos es la rapidez con la que ha cambiado el concepto de "niño"; permitirme hacer un análisis historia del mismo:
La palabra "niño" proviene de la palabra "pais" que en su raíz indoeuropea significa pequeño, insignificante. Se refiere tanto a la infancia como a la persona joven. Pero en su significado de poco importante, también se usa para referirse a los esclavos. Raramente refleja connotaciones emocionales entre padres e hijos.
En la antigua Grecia los niños permanecían con la nodriza desde los 2 hasta los 3 años, cuando pasaban a intervenir en juegos con otros niños hasta los 6; a los 7 años las niñas se quedan con las madres en la casa y los niños comienzan la educación formal (entiéndase educación como condicionamiento en función de la utilidad que produce el adulto).
En Roma el niño era concebido como seguridad para la comunidad romana, eran los sucesores de la comunidad presente, es decir, herederos individuales de los bienes de la casa y sucesores, en sentido comunitario, de una nueva generación de ciudadanos capaces de tener responsabilidades para proteger a la comunidad. Cuando un hijo nacía es depositado a los pies del padre, si lo levanta y lo presenta ante el fuego del hogar y lo declara hijo suyo, recibirá los cuidados necesarios de la vida. En caso de no ser aceptado sería expuesto junto a la Lactaria o en los estercoleros públicos donde moriría a no ser que algún particular lo tomara para sí. Incluso el niño aceptado podía ser vendido y desheredado posteriormente por el padre, rompiendo así los vínculos que le unían a la familia. Los niños vivían en el mundo materno hasta los 7 años, cuando pasaba a depender del padre, considerado el verdadero educador hasta los 17.A final de la Edad Media tener descendencia era muy importante, pero esto no implica que se apreciara siempre a los niños como tales; son considerados algo gracioso, como un adulto en pequeño y muy pronto, hacia los siete años, comenzaba su vida laboral.En los siglos XVII y XVIII, aunque los niños siguen realizando largas jornadas laborales, se comienza a valorar la infancia como una etapa diferente de la adulta. Gozaban hasta los 5 ó 6 años de un trato relativamente benigno, comparando este período con el que comenzaba sobre los siete u ocho años, edad en la que se separaban los niños de la madre y su educación era encomendada al padre quien decidía si llevar al niño a la escuela, bien por integrarlo en el mundo de los adultos; a las niñas se las seguía manteniendo bajo la protección de la madre.En el siglo XVI la preocupación por lo niños aumenta en la clase burguesa, pero no es hasta e siglo XX (llamado "El siglo del niño") que el concepto de infancia cambia radicalmente gracias a los avances en Psicología, Sociología y Pedagogía, es aquí cuando la atención y la protección a la infancia alcanzan la cobertura y el reconocimiento internacional del que gozan hoy.Todo esto esta muy bien, no se pueden permitir que los miembros más vulnerables de la sociedad sean tratados así; pero a día de hoy vivimos tan estresados con responsabilidades y otros quehaceres que no tenemos tiempo para nuestros pequeños ¿y qué hacemos? Mira este vídeo:A parte de lo que muestra el vídeo, el darle todo cuanto quieren los niños aprenden que pueden tener todo sin ningún esfuerzo; los problemas vienen a medida que crecen se convierten en personas caprichosas y exigentes (véase Hermano Mayor), además de no darle valor a las cosas materiales.
Personalmente recomiendo por un lado que dediquéis tiempo a vuestros peques y les ayudéis a crear los juguetes; aprenden que obtener cosas cuesta trabajo y esfuerzo y al ser algo elaborado por ellos les dolerá si se rompe, se aprenden valores muy útiles para la vida adulta. Esto no implica que no deban tener juguetes "de tienda", pero ¡ojo! siempre atendiendo a la edad recomendada y a poder ser posible, juguetes educativos; también creo recomendable que los niños no tengan todos los juguetes a la vez; sino tener unos pocos para jugar y el resto guardados ¿por qué? porque se aburren; y cuando esto pasa nos vemos obligados a comprar más, en vez de esto guardamos aquellos de los que se han aburrido y les sacamos los que están guardados que para ellos serán nuevos; así reemplazamos los juguetes y no saturamos a los peques con miles, porque al final no saben con que jugar (y todo lo anteriormente citado).
Me gustaría invitaros a reflexionar con el artículo Una siesta de doce años y el artículo Ilusión, vocación, pasión; ambos del periodista Carles Capdevila.
Todos queremos hacer felices a los peques que nos rodean, pero lo que mejor que le podemos regalar es nuestro cariño, nuestra atención y nuestro tiempo; y las cosas no van a sustituirnos a nosotros; ni el ser "amigos" de nuestros hijos evitaran los conflictos, quizá sí en la infancia, pero cuando comienza la adolescencia, lo que hace es acrecentarlos. Papis y mamis, que pongáis límites implicará, a veces que se enfaden, pero eso no os convierte en malos padres; todo lo contrario, vosotros sois los adultos y aunque no todo se puede excusar en "sé lo que es mejor para ti" es así hasta que puedan tomar decisiones con conocimiento de causa.
¿Que opináis?¿Creéis que es mejor consentir a los peques en todo? ¿o por el contrario que es mejor darles cosas en justa medida para que las valoren?