Revista Cultura y Ocio
En el año 1978, Bowie edita el final de su magnífica trilogía berlinesa, y no nos engañemos, es este Lodger el disco menos bueno de esa triada, pero ojo, es un álbum que se beneficia del entendimiento existente entre los músicos de la banda que utilizaba en ese tiempo, y aunque aquí ya no está Robert Fripp, le sustituye el gran Adrian Belew, un gran alumno aventajado suyo. El disco fue grabado entre Suiza y New York, en los huecos libres que dejaba la exitosa gira de 1978 (uno de esos conciertos lo puse aquí hace unos días).La conjunción entre clasicismo y experimentos sonoros sigue estando presente en este álbum, como no, y eso se manifiesta muy bien en uno de sus singles, Boys keep swinging, con esa fachada de producción moderna, pero que en el fondo se trata de un tema clásico e incluso rockero, con un interesantísimo bajo, y los coros que se hace el propio Bowie, en definitiva un tema pegadizo y bailongo.
Os dejo con el vídeo de Boys keep swinging.