Es el nuevo PM del Reino Unido, un cargo con una larga tradición que se retrotrae como tal al siglo XVII y líder de un partido de otra tanta tradición. Su juventud y su experiencia trabajando en medio de comunicación -solo fue uno- le ha servido para enamorar a las cámaras y para hacer de los debates electorales su gran escaparate -o eso pensaba él hasta que irrumpió su Deputy PM- pero ¿Es realmente David Cameron un líder nuevo? Yo no lo creo. Yo creo que es un conservador de la vieja escuela con imagen joven y telegénica.Durante estos comicios he leído no pocos editoriales y artículos que comparaban a David Cameron con Tony Blair. Que David Cameron era el Tony Blair de los conservadores que había modernizado a los tories para ganar las elecciones tras tres fracasos consecutivos. No estoy de acuerdo. David Cameron se parece a Tony Blair como un huevo a una castaña. No es cierto que haya modernizado su partido. Solo ha modernizado los métodos y la imagen del partido, pero dista mucho de haber sacudido los cimientos del conservadurismo británico. De hecho en los últimos años la única política que ha supuesto una reformulación de los principios del conservadurismo fue la política Thatcherista. De hecho, la prensa fue más certera a finales de los setenta al bautizar el programa de Margaret Thatcher como revolución conservadora, de lo que fue en estas últimas elecciones al hablar de Cameron como el renovador del Partido. Y es que el conservadurismo tradicional que habían practicado Edward Heath, Mcmillan y demás antecesores era de corte paternalista e intervencionista, entendían que las prestaciones a la población la unían a su país y a una escala de valores que los conservadores querían inculcar a la población. Thatcher y sus compañeros de ideología (denominados por la prensa británica como los secos) proponían un conservadurismo completamente nuevo basado en dejar que la sociedad la desarrollasen sus miembros, es decir, los individuos que la conforman, sin el estorbo que suponía la intromisión del Estado. La revolución thatcherista mataba dos pájaros de un tiro al reducir el enorme gasto del Estado en tiempo de crisis y, a la vez, cumplir con su programa ideológico. Con su fiel escudero Geofrie Howe, la hija del jardinero fue arrinconando a los más intervencionistas (los mojados) hasta salir como candidata del Partido Conservador. David Cameron pertenece a los conservadores de-toda-la-vida que en su momento tuvieron que lidiar con la camarilla de la Dama de Hierro. Cameron, como conservador de-toda-la-vida, apeló durante la campaña, y lo remarcó en los debates electorales, a la necesidad de fabricar país desde la responsabilidad de cada individuo. Puede que alguno de sus discursos sonaran a liberalismo, pero nunca se situó al lado del individualismo neoliberal, siempre lo hizo desde el lado del viejo conservadurismo. Él, al igual que Ian Gilmour en los años setenta, creía que había que poner coto a las fuerzas del mercado -que los laboristas, ironías de la vida, habían dejado desbocadas- puesto que el liberalismo acabaría con la solidaridad política y con la autoridad del gobierno. En palabras del propio Ian Gilmour "había que seducir a la gente con otros atractivos, para hacerles sentir una lealtad hacia el Estado. Lealtad que no puede ser profunda sino reciben beneficios a cambio". "El liberalismo económico, con su severidad e incapacidad de crear un sentimiento de comunidad hará que la gente huya de los demás aspectos del liberalismo".David Cameron ha resucitado a los tories que apelaban a la idea de nación y que propugnaban el conservadurismo de Benjamín Disraeli. Parece que Cameron ha desempolvado los escritos de Edmund Burke, quien creía que el deber de los conservadores era "proteger a la gente de experimentos basados en borradores intelectuales o teorías generales de cualquier tipo". Éstos consideraban la acción de los miembros más liberales como una traición y se veían dentro del partido con escepticismo. Pero la victoria de Thatcher en las elecciones de 1979 hizo que éstos, que parecían una panda de minoritarios, comenzasen a dirigir el país y el partido. Por tanto, hoy parce que Cameron ha vuelto a la senda del conservadurismo de Disraeli. Considero que está lejos de ser un renovador del partido. Parece más bien la cara nueva y contemporánea del viejo conservadurismo torie que quedó sumido en un largo purgatorio tras las victorias Thatcheristas y, luego, con el ascenso del new labour. Incluso si analizamos los orígenes y trayectorias de Cameron y Thatcher, los exponentes del conservadurismo tradicional y el neoliberal, vemos que sigue siendo la "dama de hierro" quien es más contemporánea al alejarse de los elitistas orígenes que siempre han caracterizado a los líderes tories. La prensa ha dejado bien claro que Cameron es de familia acomodada y que cursó la enseñanza media en la exclusiva escuela Eton, para estudiar en Oxford filosofía y política yendo a uno de los más prestigiosos College que allí hay. Mientras tanto, Margaret Thatcher tenía el aspecto de una provinciana activista torie con unos orígenes provincianos. Aunque estudió en Oxford ciencias y derecho, era la hija de un jardinero que llegaba al liderazgo torie. Viendo los orígenes, trayectorias y políticas de ambos, creo que es Margaret Thatcher la que, en su momento, hizo una autentica revolución dentro de su partido, la que tuvo unos orígenes que resultaban totalmente novedosos para la élite del partido. Cameron no deja de ser el viejo conservadurismo vestido con una nueva cara, más moderna y telegénica, pero que dista mucho de ser el cambio que Thatcher supuso para los tories o Blair para los laboristas.
(Fotografías extraídas de The Guardian y Time)