El arquitecto británico David Chipperfield decidió construir en 1996 su casa de veraneo en un pequeño pueblo al norte de España, Corrubedo.
Con una espectacular vista a la ría de Arousa y al puerto, Chipperfield ha levantado su casa de verano.
El hecho de tener a su propia familia como cliente, le hizo disfrutar de una libertad excepcional, hasta el punto de verse obligado a redefinir sus pautas de trabajo. Reflexionó sobre la condición humana y las relaciones que determinan la arquitectura, buscó la creación de espacios generados a partir de pequeños rituales domésticos: buen desayuno, leer un libro, cocinar, contemplar el mar...
El mar se convirtió en el elemento central de la interpretación, su poder y atracción deberían disfrutarse al máximo durante las vacaciones de verano. De este modo, todos los espacios abiertos son como balcones colgados hacia el mar.
Respecto a su integración al contexto, el edificio se asienta con naturalidad en él, como si siempre hubiese estado ahí, pese a ser diferente de las otras construcciones. Podéis ver como mantiene la armonía con las alturas, materiales y colores con las viviendas colindantes.
Por otra parte las irregularidades que asume la fachada responden a la silueta quebrada del frente de Corrubedo estableciéndose así un diálogo entre la vivienda y el lugar.
Bueno dicen que unas imágenes valen más que mil palabras, así que al refrán me remito:
¿Os gusta la casa? ¿Le dejaríais a este arquitecto libertad plena para diseñar vuestra vivienda?
PD; siento haber estado un poco ausente estos últimos días, pero cómo de momento el tiempo no se puede dilatar tienes que priorizar obligaciones, espero poder actualizar algo más esta semana ;)