Revista Infancia

David y las reuniones sociales.

Por Anaperezllinares
David y las reuniones sociales.
Todos los años por estas fechas, la familia de papá se reúne para celebrar las fiestas.
A David nunca le han gustado las reuniones multitudinarias, ni verse encerrado en un restaurante, pero como solo es una vez al año, intentamos ir.
En años anteriores, aunque se ha enfadado y ha llorado al llegar, luego se ha dormido una siesta en el carrito y medio hemos podido comer, pero este año ha sido terrible. Nada más llegar se ha puesto a llorar como un descosido...he conseguido tranquilizarle y que se durmiera un poquito, pero a la media hora se ha despertado llorando a moco tendido y pidiendo a gritos ir a casa. Y todo esto al principio de la comida...
Lo he tranquilizado como he podido pero a mitad comida se ha vuelto a poner a llorar y me he salido fuera con el, a ver si así se calmaba, pero ni con esas, el solo quería volver a casa. Así que en cuanto hemos tenido opción, nos hemos ido (antes de servir los postres).
En la reunión había otros niños, uno de la edad de David, otro de casi cuatro años y otro de añito y pico. Los tres han sido criados de una manera muy diferente a como nosotros criamos a David y todos han aguantado la reunión con alguna que otra lagrimita, pero sin grandes problemas.
Sé que no es comparable, puesto que como ya he dicho, no lo estamos criando de la misma manera que la mayoría, pero en ocasiones como estas en las que veo como reaccionan otros niños ante estas situaciones (las reuniones ) y como reacciona David, me planteo si estoy haciendolo mal. Tanto a papá como a mi nos resulta extraño que con más de dos años no tolere de ninguna manera el reunirse con mas gente y monte esos pollos. 
En casa, por ejemplo, cuando vienen de visita amigos mios, lo lleva bien, pero en cuanto lo sacamos de casa la cosa cambia y si es con medio desconocidos ya ni te cuento...
Así que estoy preocupada, porque no sé si esta manera de reaccionar de David es normal o está provocada de alguna manera por mi que, sin saberlo, estoy haciendo algo mal.  Y me da mucha rabia que la familia de papá siempre lo vea llorando y no pueda ver la otra cara de David, la que muestra la mayor parte del tiempo. Es inevitable que , viendolo siempre así, saquen conclusiones equivocadas de el y me da mucha pena. Supongo que también tendrán bastante que opinar acerca de como lo estoy criando porque en estos casos, y como es lógico, se suele culpar a los padres del comportamiento de los niños.
El caso es que en días como hoy en los que me siento tan desbordada y me asaltan tantas dudas, me planteo si estoy haciendo bien las cosas y si hago bien en compartirlas. En momentos como estos me siento ridícula defendiendo un tipo de crianza o una forma de hacer las cosas, cuando a la hora de la verdad, en muchos momentos siento que todo se me escapa de las manos y temo estar equivocándome y que como consecuencia de ello, David no sea capaz de relacionarse con normalidad.
Yo sé que David es muy feliz en general, pero en estas situaciones lo pasa fatal y en cierto modo me cabrea que, en situaciones como esta, parezca que no es así. Viendo a sus primitos, tan formales, cualquiera diría que ellos son felices mientras que yo, con mi forma de criar a David lo estoy haciendo infeliz.
En el fondo sé que parezca lo que parezca, David es feliz y que podemos estar equivocandonos en algun aspecto puntual, pero que a grandes rasgos lo estamos haciendo bien. 
Pero en días como hoy en el que lo hemos pasado tan mal los tres, lo veo todo negro...mañana será otro día y seguro que veo las cosas de otra manera!!

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