Davos o la manipulación informativa

Ayer leí en el diario Público un artículo de Vincenç Navarro "La escasa credibilidad de Davos", que me ha parecido interesante traer a estas páginas. Denuncia que el Foro Económico Mundial ha presentado una visión deliberadamente negativa de la situación económica de España, a fin de presionar al gobierno español para que haga los cambios que este Foro decide que son los imprescindibles.
No debe olvidársenos que en él se hallan representados los poderes económicos mundiales, por supuesto de "cultura liberal".
Quizás ello explique la precipitación (aunque ya nos lo imaginábamos) del presidente Zapatero al comunicar, de forma atropellada e inadecuada, a su vuelta de Davos, medidas tales como el retraso en la edad de jubilación o el aumento de años en el cálculo para la cotización de las pensiones. Medidas que hicieron mucho ruido.
Según este artículo, el informe realizado por el Foro Económico Mundial está repleto de subjetividades ya que no se basa en un análisis riguroso, sino en una encuesta de opinión en la que en cada país se pregunta, a una institución próxima al mundo empresarial y obviamente de corte liberal, sobre la situación económica y su percepción por la ciudadanía, entre otras muchas cuestiones.
Según el profesor Vincenç lo que caracteriza al estudio del FEM es la falta de homologación de criterios al recabar la información. Tan es así que se da la situación absurda de que España, según ese informe, aparece debajo de Senegal en el capítulo "disponibilidad de nuevas tecnologías".
Creo que con esto está dicho todo en relación a considerar con seriedad el informe del poderoso Foro. Ahora bien, el daño y el ruido que puede, y está haciendo, es muy serio.
Creo que es importante conocer la manipulación informativa sobre estos temas, para sacar cada uno sus propias conclusiones. En este sentido, más ejemplos de "alarmas informativas" serían las declaraciones y contradeclaraciones del premio nobel de economía Paul Krugman. Ahora según el Nobel al parecer nuestra situación es grave, pero no tanto como hace tan solo, siempre según él, la semana pasada.
Creo, estoy segura de ello, que estas voces alarmantes tienen como objetivo asustar a la ciudadanía primero, para negociar con ella después. Me refiero a esa ciudadanía sobre la que recae, reacaerá y volverá a recaer el peso de la crisis.