Revista Cine
La incisiva Lillian Hellman dialogó una historia de Horton Foote que venía a hurgar en la bondad humana, el racismo, la justicia particular, el matrimonio de conveniencia, la nueva mujer, los favores que se hacen pensando en el beneficio de la devolución, la comunicación paterno-filial, en definitiva, contra todo orden establecido. Rodada por uno de los que abrieron la vía revolucionaria de Hollywood, Arthur Penn, The chase (La jauría humana, 1966), resultaría una dramática recreación del tedio y las miserias del sur de los USA que devino en un estrepitoso fracaso en la taquilla. Claro que no se puede decir que toda la culpa fuese de Penn, pues sería Sam Spiegel quien en plena postproducción rehiciese el montaje.
El díscolo Bubber Reeves (Robert Redford) se ha fugado de la prisión en la que cumplía condena y como todos los caminos parecen llevar a las propiedades de Val Rogers (E.G. Marshall) hacia allí se dirige, a la pequeña y asfixiante población tejana que tan bien conoce, donde le espera su esposa Anna (Jane Fonda), de quien desconoce que mantiene un turbulento romance con el joven heredero Jake Rogers (James Fox). Pero es sábado por la noche y la gente anda desocupada, bebiendo en fiestas y calles, bailando con la mujer del prójimo, armando bronca, buscando pelea, y el sheriff Calder (Marlon Brando), sabe que si aparece Bubber todo puede suceder. Para evitar el caos no dudará en mancharse de sangre, de la propia si es necesario. Calder sabe que él es la única esperanza de salvación de Bubber. Bubber no olvida que el hombre que le metió entre rejas fue Calder.Rozando clásicos como la novela Santuario de William Faulkner o el film High noon (Sólo ante el peligro, 1952) de Fred Zinnemann, con un elenco artístico de primera línea (súmense a los arriba mencionados los nombres de Angie Dickinson, Robert Duvall, Janice Rule, Miriam Hopkins...) y una actuación de Brando impresionante, The Chase es un western encubierto rodado por un tipo que no apartaba su cámara cuando la corrupción o la indecencia así lo indicaban, un inquieto de la estirpe gracias a la cual supimos, y sabrán, que los sesenta fueron tiempos difíciles para ser un santo, para portar una estrella en el pecho, pero magníficos para subirse a un coche en busca de nuevos horizontes.
The chase (La jauría humana, 1966)En el libro 1001 películas que hay que ver antes de morir (Editorial Grijalbo) se detallan 2 títulos de A. Penn: Bonnie and Clyde (Bonnie y Clyde, 1967)y Little big man (Pequeño gran hombre, 1970).