Revista Cine

+ DE 1001 FILMS: 1043 - Kanal

Publicado el 04 abril 2010 por Alfonso

+ DE 1001 FILMS: 1043 - KanalEs tan fácil escribir una historia del cine bélico sin mencionar Kanal (1957), o encuadrándola de pasada como parte de la trilogía que realizó Wajda acerca de la resistencia de sus paisanos, es tan atrevido, como injusto. Kanal es una obra maestra a pesar de nuestra ignorancia, de su culto, que encierra a sus personajes en una situación extrema, en este caso la WWII, y ahonda en las grandezas y miserias de la condición humana.
El 1 de agosto de 1944, Warszawa se levanta contra la opresión nazi. A finales de septiembre, un destacamento de 43 resistentes, civiles condenados a ser héroes al mando del teniente Zadra (Wieńczysław Gliński), avanza entre las ruinas de la ciudad. Abandonados por sus hermanos soviéticos -el film obvia esa delicada parte, pues su mención sin duda que hubiese dificultado la realización del mismo-, se disponen a vender caras sus vidas, enfrentándose en el distrito de Mokotów, a orillas del Wisla, en una lucha desigual: sus pistolas y granadas contra los tanques y aviones enemigos. Apenas frustrado un primer asalto de las fuerzas de ocupación, reciben orden del cuartel general de dirigirse al centro de la capital. Para llegar hasta su nueva posición habrán de caminar por la red de alcantarillado. El teniente Madry (Emil Karewicz) y su amante, Halinka (Teresa Berezowska), oficial de enlace que ha decidido que es más fácil morir sabiendo que alguien te quiere; el sargento Kula (Tadeusz Gwiazdowski); el suboficial Jacek Korab (Tadeusz Janczar) y la hermosa Stokrotka (Teresa Iżewska); el errante compositor Michal (Wladislaw Sheybal) y el resto de la patrulla avanzan entre las aguas residuales, los detritus y el gas alemán. La falta de oxígeno les lleva al paroxismo, a la extenuación, a convertirse en ratas de cloaca que permanecen en las tinieblas antes de volver a la luz. Si todavía hay una luz.
Antes de que Polanski abordara la historia del cobarde Szpilman en The pianist (El pianista, 2002), el polaco Andrzej Wajda lanzó una mirada mucho más moderna y arriesgada al mismo escenario. Con unos personajes femeninos precursores del cine de acción que había de venir, sobre todo el de la guerrillera Stokrotka y sus atrevidas voluntad y palabrería, aunque al final sea la terrenal Halinka quien muestre un perfil más firme, el director demuestra su saber hacer a través del enfatizado proceso de locura de uno de los reclutados, su uso psicológico del zoom en el mismo, o el encuadre de los rostros en los dos únicos escenarios por los que avanzan la acción: el exterior de edificios bombardeados y madres que buscan a sus hijos desaparecidos y el averno laberíntico de corrientes subterráneas y pasillos de clara figura uterina.
Personajes sobrepasados por la situación, sumisos de la Historia, que desconocían, cosa bien sabida por el espectador, que a quienes escaparan del terror alemán que acechaba en las calles, les esperaba el comunismo soviético, la otra cara de una misma moneda. El infierno eran todos los otros.
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Kanal (1957)
En el libro 1001 películas que hay que ver antes de morir (Editorial Grijalbo) se detallan 3 títulos de A. Wajda: Popiól i diament (Cenizas y diamantes, 1958); Czlowiek z marmuru (El hombre de mármol, 1977) y Człowiek z żelaza (El hombe de hierro, 1981).

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