Revista Cine

+ DE 1001 FILMS: 1051 - The river

Publicado el 30 mayo 2010 por Alfonso

A la memoria de Ángela


+ DE 1001 FILMS: 1051 - The riverEl río fluye y el mundo gira. El río, donde cada gota de agua es distinta y la misma, una y todas, donde van a parar otros ríos que un océano inmenso espera tranquilo y recibe con los brazos abiertos, es la razón, la esperanza y la vida.
En The river (El río, 1951), Jean Renoir trasladó el homenaje a la infancia de Rumer Godden, escritora que contó con sensibilidad y delicadeza la historia de un primer amor, del suyo, que bien pudo suceder en cualquier otro lugar. En el vapor correo, llega un americano, el apuesto capitán John (Thomas E. Breen), herido de guerra que va a visitar a su primo, el viudo John (Arthur Shields), y la hija mestiza de este, Melanie (Rhada). Al otro lado de la tapia del jardín, la casa de un colono inglés está llena de niños y alegría, siendo la mayor de los hermanos, la púber Harriet (Patricia Walters), voz que nos narrará la historia desde la distancia de los años -es un timbre sereno y adulto, lo que nos da una idea del paso del tiempo- y que nos desvelará los misterios y el dolor de crecer, de preparar el cuerpo para ser madre, y la impetuosa Valerie (Adrienne Corri), adolescente amiga cercana a la plenitud que siempre es bien recibida por la algarabía, rápidas en fijarse en el soldado orgulloso que huye de la compasión. Las estaciones se suceden con sus ritos y tradiciones inmutables y el amor revolotea aquí y allá. Y aunque la muerte aceche serpenteante entre las ramas de una higuera sagrada, el llanto de un recién nacido, que sorprende y nunca cesará, acalla todo dolor.
Esa es la trama principal, real en lo posible, que Renoir, con la sombra de otro grande, Satyajit Ray, a su lado, interrumpe con explosiones primaverales, homenajes a la abnegación de la mujer -el laborioso tejido del relato de Krishna, sus elipsis, son de maestro- festivales de guirnaldas de luces, milenarios festejos religiosos, también con el proceso industrial del empacado del yute, fragmentos tan cercanos al documental como sus puestas en escena a un cuadro impresionista, colocando a sus personajes en espacios abiertos, el jardín como paraíso que esconde un infierno a escasos metros. Hacer que un protagonista brinde y diga a cámara que “había que celebrar que un niño haya muerto como un niño, que un niño haya escapado” y estar de acuerdo, es pensamiento que en manos de otro hubiese resultado repudiable y atroz, pero que rodado por Renoir -¿regresó aquí a las aguas de las que salvó a Boudu?-, exquisito director que no movía la cámara si no era necesario, se convierte en callada afirmación. Sin grandes estrellas ni promociones -Patricia Harriet, hija de una familia parecida a la del film, se presentó a una prueba realizada en la zona de rodaje y jamás volvió a pisar un estudio, una lástima, y algunos nombres difícilmente los encontraremos en otros créditos, lo que da un sensación de credibilidad de sus personajes imposible de detectar en su estreno- The river ha ido sorteando años y opiniones para convertirse en una de las cimas indiscutibles del Arte del siglo XX, una cinta tan especial como indescriptible, tan turbia y purificadora como las aguas que bajan de las cumbres del Himalaya y desembocan en el golfo de Bengala.Tildarla, como se hizo en su tiempo, de poco combativa, de no mostrar la lucha independentista, ser condescendiente con el colono británico, es no haber leído la novela o no haberla entendido, o tener a Renoir por necio y despreciar las historias por el interés de la Historia.
Con agua y harina de arroz se decoran los suelos de la India en los días especiales, también el fascinante comienzo de The river, la historia de tres mujeres que son una, un beso que son tres, un hombre que es todos, una muerte tan extraña como el destino. Junto a las aguas de un gran río, como en cualquier otro lugar, la vida siempre cambia y siempre es la misma. El río de la vida es ancho y eterno.
+ DE 1001 FILMS: 1051 - The riverThe river (El río, 1951)
En el libro 1001 películas que hay que ver antes de morir (Editorial Grijalbo) se detallan 6 títulos de J. Renoir: La chienne (La golfa, 1931); Boudu sauvé des eaux (Boudu salvado de las aguas, 1932); Partie de campagne(Una partida de campo, 1936)*; La grande illusion (La gran ilusión, 1937); La règle du jeu (La regla del juego, 1939)* y Le carrosse d'or (La carroza de oro, 1952).
* En el libro aparece con el título original de Une partie de campagne, y el castellano de Un día en el campo.



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