+ DE 1001 FILMS: 1056 - Ofelaš

En el cine noruego, prácticamente todo un desconocido allende sus fronteras, el paisaje, su fría y blanca postal de invierno permanente, suele ser tan protagonista de las historias como los propios personajes. En Ofelaš (El guía del defiladero, 1987), historia ancestral de tintes épicos dirigida por Nils Gaup, la nieve, las montañas escarpadas, los días de difícil supervivencia, son, por tanto, el fondo de la trama y su figura principal.
Ofelaš (título en sami septentrional; Veiviseren en el noruego oficial) es el viaje a la madurez de Aigin (Mikkel Gaup), un joven destinado a ser el líder de un pueblo que no es el suyo, un muchacho que al regreso al hogar familiar en mitad de la nada, descubre como los tsjuder, malvados rusos del norte, han asesinado a sus padres y hermana pequeña, y se dedican al saqueo. Herido y perseguido a través de la meseta nevada de Finnmark, es acogido por una tribu cercana de cazadores precavidos que decide subir a los trineos y ponerse a salvo en la costa, al ser conscientes de que el rastro de sangre les indicará el paradero del testigo. Tras negarse a acompañarles, y decidido a acabar con el sufrimiento de Raste (Nils Usti), el gurú espiritual que se ha quedado a su lado, Aigin guiará a los hombres de negro al refugio del pueblo amigo a través del paso escondido. El rostro inocente del guía, del traidor a su pesar, contrasta con las perversas miradas afiladas de los asesinos. Un par de palmos de cuerda es la distancia que separa al hombre del héroe.
Rodando en condiciones extremas en medio de paisajes agrestes (temperaturas cercanas a los -50ºC), dulcificando la dureza de las montañas, de los feroces enfrentamientos, con momentos cálidos de unión y diversión (la sauna de las mujeres), y otras leyendas (la cacería del oso de nombre impronunciable; el gran reno), Nils Gaup firma el primer título de la cinematografía lapona al reescribir la gesta situada en el siglo XII que le contaba su abuelo, demostrando la posibilidad de rodar notabilísimo cine de acción sin el agobio de los estudios gigantescos y el verde de los dólares. En plena década de 1980 era posible otro cine de entretenimiento, arriesgada apuesta que se pasearía por la alfombra roja del mismísimo Hollywood.
Ofelaš es una historia sencilla, apta para todos a pesar de sus secuencias crueles y duras, contada con el corazón, de esas en las que al final del camino el protagonista se encuentra a sí mismo, y al amor como recompensa.
Ofelaš (El guía del desfiladero, 1987)
En el libro 1001 películas que hay que ver antes de morir (Editorial Grijalbo) no se detallan títulos de N. Gaup.