De alguien hay que morir – @stay_unbroken20

Nos atamos a personas pensando que sin ellas nuestra vida no tendría sentido. Como si cada latido de nuestro corazón dependiera de que alguien le diera cuerda a lo que nos mantiene con vida. Como si nuestro oxígeno fuera el aliento de otro. Como si nuestra vida, nuestro mundo, tuviera que girar alrededor de esa persona. Esa que se supone que llega y lo cambia todo, la que desmonta tu vida y la pone patas arriba, la que te revoluciona y te hace creer que todo merece la pena.
Pero ¿hasta cuándo? ¿Hasta qué punto te merece la pena? Si luego la mayoría de la gente que viene se acaba marchando llevándose todo lo que te habían dado más todo lo que ya tenías, dejándote sin nada, solo con las ganas de que todo hubiera sido diferente y con esa sensación de haber fracasado. Con ese sentimiento de culpabilidad y malestar que te carcome por dentro haciéndote creer que todo ha terminado por tu culpa. Y te sientes mal. Te sientes mal contigo y con todo el universo porque se acaba de esfumar alguien qué pensaste que sería eterno y te sientes aún peor por haberte creído todo lo que te intentaron meter en la cabeza.
La venda se cae de los ojos, consigues verlo todo con más claridad y entiendes que tu prioridad debes ser tú. Sin ataduras, sin dependencias, olvidándote de ese “de alguien hay que morir”que tanto te repetían, tan solo siendo tú, con tu vida, tus reglas, y tus decisiones. Tú, con tu libertad, con las alas intactas y volando cada día más alto. Así es como debes vivir, libre.

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