Hay una teoría, que puedo compartir, aunque con matices, que dice que los amigos han de serlo de manera incondicional.
Dice Esther Tusquets en su libro: Pequeños delitos abominables, Ediciones B, 2010, que espera de sus amigos que sean incondicionales hasta la injusticia. Y también puedo estar de acuerdo con esta afirmación. Lo que ocurre, es que luego, cuando pone ejemplos de amigos que no son incondicionales, creo que se equivoca. Intentaré explicarme.
La incondicionalidad de la amistad se debe mantener firme e inamovible frente a terceros. Es decir, ante la mínima desavenencia de un amigo con otra persona, siempre debemos posicionarnos al lado del amigo, y frente al otro. Sin ninguna fisura. Hasta la prevaricación, (por supuesto que hablo del terreno privado, no jodamos) e incluso el asesinato. Un amigo siempre tiene razón y los enemigos de mis amigos, son mis enemigos, es mejor axioma que la tontería esa de los amigos de mis amigos.
Ahora bien, pienso, y en esto discrepo de Esther Tusquets, que esa incondicionalidad no se debe mantener una vez los dos amigos solos y frente a frente. En ese momento hay que darle al amigo nuestra opinión sincera y si ésta es contraria a la suya, con mayor motivo. Decirle al amigo que tiene razón siempre, aunque estemos convencidos de lo contrario, no me parece un ejercicio de amistad, ni me parece beneficioso para nadie. No ignoro que en situaciones específicas, la amistad requiere de esa servidumbre. Hay situaciones anímicas en que para nada necesitamos que nadie, mucho menos un amigo, nos diga que estamos equivocados. Son esas situaciones en las que lo que necesitamos es un hombro para llorar, una mirada de comprensión y un silencioso asentimiento. Pero en esas situaciones, hasta nosotros sabemos que estamos equivocados, sólo necesitamos saber que a pesar de nuestros defectos, o quizás en parte por ellos, nuestros amigos nos siguen queriendo.
En resumen: incondicionalidad frente al mundo hostil; sinceridad incluso brutal frente a frente y siempre cariño y comprensión.
Y en caso de duda, primero el amigo, después el amigo y siempre el amigo.