Lo más importante en todo este turbio asunto, es separar el grano de la paja, y quedarse con lo verdaderamente relevante. En primer lugar, a D. Luis Bárcenas se le apodaba “el cabrón”, dato objetivo y conocido de forma popular; uno empieza a creer que el apodo hubo de ganárselo de alguna manera, sin entrar en más detalles. En segundo lugar, este sujeto disponía de una cuenta en Suiz con más de venite millones de euros, de los que balnqueó la mitad amparado en una amnistía fiscal. Finalmente El País publica una supuesta contabilidad “B” del Partido Popular en la que figuran con nombres y apellidos los perceptores de ciertas cantidades en dinero negro y que interesa la práctica totalidad de la cúpula del partido. Los interesados, empezando por el Presidente del Gobierno, niegan esta circunstancia.
No se puede dar más credibilidad a unas fotocopias manuscritas por un presunto delincuente, que a la palabra dada por el jefe del ejecutivo,y lo único verdaderamente real y palpable, es la cantidad de dinero depositada en Suiza y la posterior afirmación del Sr. Bárcenas diciendo que lo publicado no se correspondía con contabilidad alguna en dinero negro del Partido Popular, lo que añade más intriga a un asunto del que lo único de lo que trata D. Luis, es de verse excuplado de un posible delito.
Diferente es el caso de la Sra. Mato sobre quien existen datos objetivos en los que acepta dádivas de implicados en la trama Gürtel, y no puede disculparse por ignorancia -en ese caso no puede ser ministra- o pretender desconocer el origen de los regalos -caso en el que habría que dimitir por corrupta.
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