Revista Opinión

De barcos

Publicado el 31 octubre 2019 por Carlosgu82

Obviamente que viviendo al lado del río, el cuadro a mis espaldas iba a ser un barco: El Cutty Sark.

Cuando lo conocí, no estaba sobre un restaurante con techo de cristal. La gente no hacía cola para verlo. Les importaba más la foto con un pie en cada hemisferio del planeta, la típica, para la que sí todo el mundo hacía cola en el Observatorio, que bajar a ver al Cutty Sark en su dique seco. Así era el turismo en Greenwich hace unos años.
Del Cutty Sark se puede escribir un libro, o varios porque lo que le sobra a ese barco es historia. Podría contar que la superficie de las velas desplegadas equivale a la superficie de 10 canchas de tenis o que es un six-beamer, medidas que se usan, o usaban, para construir barcos veloces. Six-beamer significa que la manga ( beam), o sea el ancho del barco, entra 6 veces en la eslora, el largo. Muchos barcos regateros de madera se construyeron siguiendo esa regla.  El Grumete de Germán Frers fue uno de los más famosos y todavía es un velerito muy bien cotizado cuando se encuentra alguno en buenas condiciones.

Pero vamos a lo literario, lo menos conocido del Cutty Sark, quizás.
Uno de los atractivos turísticos del barco hoy en día es tener la más grande colección de mascarones de proa del mundo. Estos ya eran famosos en la época de los vikingos. Buscaban figuras horripilantes para intimidar a sus adversarios. ¿De dónde sale el mascarón de proa del  Cutty Sark? ¿Quién es? ¿Qué tiene que ver con el nombre del barco?

Todo empieza con el poema narrativo de Robert Burns. Este famoso poeta escocés cuenta que un día camino a casa, Tam, borracho incurable, pasa cerca de la iglesia del pueblo y ve luces. Una gran tormenta se estaba gestando pero igual se detiene. Sin desmontar de  Meg,su yegua, espía lo que estaba pasando. Brujas y el diablo bailaban al son de la música. Le llamó la atención una que vestía una camisita corta ( cutty sark). Bailaba tan bien que en un momento Tam, que todavía estaba algo borracho le gritó: «Well done, Cutty sark! (¡Bien hecho, Camisita corta!)  De repente paró la música. Se acabó la fiesta. Se apagaron las luces y las brujas lo empezaron a perseguir. Tam espoleó a Meg que empezó a correr tan rápido como podía hacia el río ya que dicen que las brujas no cruzan aguas que corren. La  única perjudicada en esta historia fue Meg, la yegua.
Nannie, que así se llamaba la bruja del  cutty sark, o camisita corta era la que corría más rápido. Si bien no pudo atrapar a Tam que llegó a tiempo a cruzar el río, le arrancó la cola a Meg. Nannie, es el mascarón de proa del Cutty Sark, nombre que eligió su primer dueño basado en el poema de Burns.
Dicen que  por cábala, antes de zarpar, la tripulación solía colgar de la mano de Nannie un pedazo de cabo imitando la cola de Meg. El perderla presagiaba mala suerte.

Ahora… nadie puede negar la audacia de Jock Willis al elegir nombre y mascarón de proa para esa belleza. Cuentan que otro de sus barcos se llamó Halloween. Rebelde y divertido el chico. Yo, apenas me atrevo a decir que como Jock Willis tampoco creo en eso de que las brujas no crucen agua que corre. Desde mi casa veo que algunas «brujas» cruzan constantemente el río yendo y viniendo del club, especialmente los fines de semana.


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