Legalmente la edad en la que un bebé deja de ser bebé y se convierte oficialmente en un niño se considera a los 2 años.
Hoy es ese día para Bebé Fúturo, hoy se convierte en Niño Fúturo.
Como os imaginaréis o habréis vivido, siempre será nuestro Bebé… pero hay cosas que no por dejar de ser lo que son pierden esa calidad emocional con la que les impregnamos. Así me siento ahora. Bebé Fúturo llevo notando que ha dejado de ser bebé hace tiempo. Desde el día que comenzó a andar, que casi comenzó directamente a echar a volar. Porque ya no había nadie que le parara.
Me cuesta mencionarle como Niño Fúturo todavía, aún así. Pero será el curso natural de la vida. Aún así, estoy nostálgica y quiero recordar cómo fue ese momento hace exactamente dos años.
Sonó el despertador bien temprano por la mañana y cogimos las cosas para meternos en el coche y hacer el viaje hasta el hospital. Lo dejamos todo preparado por la noche y me empeciné en dormir en el sofá porque sabía que no dormiría de la emoción y no dejaría dormir a Papá Fúturo. Además, que me gusta dormir en el sofá, ¡qué narices!
Llegamos una hora antes y por no esperar con el frío en la calle, fuimos al hospital y nos hicieron esperar hasta que llegaron de Servicio al Cliente. Nos dieron de alta, nos llevaron a la habitación, me cambié, puse cómoda y reconocí a la matrona que atendería mi parto a la misma que nos dio el curso de preparación al parto donde nos gustó. Respiré tranquila. Monitores y esperar… y esperar… y esperar.
Tenía intención de darle un regalo sorpresa a Papá Fúturo cuando estuviéramos los tres solos en la habitación, pero de tanto esperar, ese momento no iba a llegar. Por lo que adelantándome a los acontecimientos aproveché esos momentos de espera en soledad para hacer su regalo de bienvenida a la paternidad. Al poco llegaron el resto de los familiares… y seguimos esperando.
Yo estaba muerta de hambre, a punto de desistir, iría otro día a parir, ¡me daba igual! Y justo en ese momento por fin nos dijeron que tocaría esperar dos horas más porque el quirófano estaba desbordado y mi doctora estaba atendiendo otros partos.
Estaba en el día, pero no llegaba la hora. Tranquila esperando a que me invitaran a meterme a quirófano. Y por fin llegó la hora. Invitaron a Papá Fúturo y, de repente, en los pasillos nos separaron. Me pusieron epidural, llegó Papá Fúturo y todo se difumina en una nube de ilusión en los que hacían cosas a mi tripa y sacaban a un bebé. Me hicieron besarle y se llevaron a Papá Fúturo.
Me cerraron… y me llevaron a esperar… y esperar… y esperar… Las dos horas más eternas de mi vida a que se me pasara el efecto de la epidural. Mi bebé había nacido y no estaba con él, es algo que no les perdonaré jamás. Por fin llegué con él… y las hormonas llegaron conmigo.