Revista Opinión

De bitácoras y otros vicios

Publicado el 24 septiembre 2012 por Miguelmerino

Para Inma y Jesús en cualquier desorden

Se despertó, si por despertar entendemos dejar de dormir. Lo malo fue que el taladro que tenía en la cabeza despertó al mismo tiempo. – ¡Por favor, qué alguien lo desenchufe! – Pensó mientras intentaba situarse en el tiempo y en  el espacio. Trató de echar un vistazo a su alrededor. Por la coqueta y el espejo de la habitación, concluyó que estaba en su casa. Chica lista.  Y por el sol que entraba por la ventana con las cortinas descorridas, dedujo que ya estaba más que avanzada la mañana. Mañana de domingo, suponía. Sí, el sábado por la noche salió en plan cazadora. Llevaba una buena temporada canina y era hora de darse una alegría, o dos, o tres. Después de deambular por dos o tres garitos, se fijó en un tipo que no le quitaba la vista de encima. Decidió que reunía todos los requisitos necesarios (parecía hombre, entero y hetero, suficiente), y se dejó entrar. Al poco tiempo estaban bajando las escaleras de una taberna andaluza, el muchacho era coriano y quería enseñarle su cultura etílica. Ese año, en la feria de Sevilla, le explicó, había hecho furor una bebida: el postura; vino dulce con ginebra. Y se empeñó en que la probara. En su boca pastosa, su cabeza a punto de estallar y su cuerpo desmadejado podía apreciar los efectos del brebaje. Estiró el brazo para ver si al menos le había calentado la cama y notó una sensación viscosa en la mano. Encendió la lámpara de la mesa de noche (criado mudo, dicen los portugueses. Esto no aporta nada al relato pero nunca encuentro el momento de colocar esta prueba de erudición) y se encontró la mano empapada en un líquido rojo y viscoso que sólo podía ser sangre. Miró para el cuerpo que yacía a su lado y se lo encontró en una posición imposible para estar vivo y encharcado en su propia sangre. Se despertó de golpe, esta vez sí. Se levantó, buscó sus ropas por la habitación. Encontró el tanga y el cinturón ancho que se puso a modo de minifalda y se fue al baño, mientras la cabeza le iba a mil revoluciones pensando qué había podido pasar y como saldría de esta. Se lavó las manos en el lavabo hasta que consiguió deshacerse de toda la sangre, metió la cabeza bajo el grifo. ¡A tomar por culo 120 € de peluquería! Y no en un revolcón, que estaría más que justificado. Y cuando levantó la cabeza y se miró en el espejo, allí estaba el coriano, con la cara y el pecho ensangrentados. Inma, que así se llamaba la protagonista pegó un grito y echó a correr, el coriano corrió tras ella y le soltó a modo de explicación.

- El zumo de tomate es lo mejor para la resaca, pero creo que hay que beberlo y no echárselo por encima.

Mientras tanto, en Coria del Río (sí lector inteligente, esta es la conexión) un bloguero de pro, editor del blog “De mil humores” escribía una entrada sobre los libros de segunda mano. Antes de darle al botón de publicar, buscó, por si un caso, en google y encontró que en otro blog: “Entre el olvido y la memoria” ya habían tratado el tema y mucho mejor que él. Por lo que borró la entrada y empezó a escribir sobre la cría del gusano de seda. De nuevo y antes de darle a “Publicar” buscó y otra vez “Entre el olvido y la memoria”. Desesperado ya, decidió escribir sobre por qué Jesús, de Nazaret, no Tadeo Sila, había nacido en Belén, se le ocurrió una idea muy original sobre José el carpintero acudiendo a una subasta de maderas. Aunque estaba seguro que esta vez no se lo habrían pisado, buscó de nuevo en google, por lo que puta pudiera, y de nuevo estaba ahí la entrada en “Entre el olvido y la memoria”. Definitivamente debería borrar uno de los dos blogs o acabaría esquizofrénico, por muy Géminis que fuera.


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