Revista Diario

De caídas y cochechitos

Por Desdece
La verdad es que no soy una mamá de usar cochecito (para horror de mi propia mamá). Desde recién nacido mi cachorro viajó en fular a todos lados, cerquita mio o de su papá. Pero ahora ya con ocho meses cumplidos y casi diez kilos se me vuelve un poco pesado. Aun no logro aprender a ponermelo en la espalda y llevarlo delante como siempre lo hicimos me esta haciendo doler todo y termino mas que cansada. Esta era la situacion el otro dia que tenía que hacer unos trámites de trabajo. Por esto decidí salir con el cochecito, mas incómodo para muchas cosas, pero me liberaba de mis dolores de espalda y cervicales.
Bueno, ya decidida a usarlo salimos contentos, yo cada tanto masticaba la incomodidad de que estuviera más abajo de mi campo visual, de no poderle ver la cara o los gestos, de no tenerlo cerquita, pero la verdad es que mi cuerpo necesitaba no cargarlo. Como siempre que hay escaleras y pocas manos gentiles, desarmé el cochecito y subí. Cuando terminé el trámite bajé y salí a la calle. En ese momento no me percaté, porque no tengo la costumbre de andar desarmando y armando el coche a cada rato, de que no había enganchado bien el pasador que frena al bebé en la silla. Como siempre usamos porteo ni se me ocurre atarlo al cochecito. Pues bien, las bellas veredas de Buenos Aires a veces no son bellas y están rotas. Y el coche se trabó entre las baldosas, mi cachorro que iba reclinado hacia adelante siguió con la inercia del movimiento, el enganche cedió y yo me llevé un terrible susto cuando lo tuve que levantar llorando del suelo. ¡Me senti la peor! Cómo no iba a saber que eso podía pasar! Cómo había elegido usar el cochecito, yo, que difundo y apoyo el porteo! Miles de cosas se me cruzaron por la cabeza...
El tema es que el cachorro lloraba y yo quería hacerlo con él. Por suerte no fue nada, lo revisé en el momento y me mantuve calma. Él se tranquilizó en seguida. Igual lo llevé al médico para que lo revisara porque se había golpeado la nariz. Me dijo que las caídas de los cochecitos son muy comunes. ¿¡Muy comunes!? pensé yo horrorizada. Luego charlando con amigas me confesaron otras situaciones de las que no hacen alarde o comentario alguno por el sentimiento de culpa que generan.
¿Cuán común es que se te caiga el bebé del fular, mei tai, quepina o bandolera?
No sé si son comunes estas caídas, ¿cómo se te cae si siempre lo estas mirando, lo sentis, sabes si se durmio o esta despierto? Es lógico que no me haya percatado de que estaba mal enganchado si a mi cero costumbre de usarlo le sumamos que yo no veía su cara y él estaba ahi quieto y solo, mirando todo desde abajo.
Me asusté y el médico lo notó. Me mandó a hacerle unas placas que dieron bien. El ahora sigue igual de feliz. Yo desde ahora cada vez que tenga que salir voy a recordar dos veces las ventajas del porteo y dejar el cochecito en casa.

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