No, si a navideñear, sí. Pero hace que no aparezco por aquí ni se sabe. Que no se puede, no se puede, tener una campaña electoral en diciembre, que ni tiempo tiene una de comprar espumillón y brillos varios. Ahora, eso sí, ahorrar estoy ahorrando lo que no está escrito. Mira tú por dónde.
El caso es que la campaña no se presentaba mal, pero al final ha sido una decepción. Es obvio que desde el periodismo local tienen mucha más relevancia, para qué engañarnos, las municipales. Más relevancia y más estrés. Pero pensaba yo, no sé, ilusa de mí, que tal y como se presenta el panorama, estas generales iban a tener más vidilla. Y no. La habrán tenido, no digo yo que no, pero en provincias con más peso que esta que me acoge. Que ni pincha ni corta ni chicha ni limoná y está todo ya repartido, aceptado y asumido. Parece ser. Así que iba a venir PdroSnchez y nos canceló en el último momento. Y yo que me había apuntado a cubrir el evento toda presta y dispuesta, pues mi gozo en un pozo. Que ya le he visto en un par de ocasiones y en la última unas cuantas de la prensa nos hicimos foto con él, en un momento tela de adolescente y vergonzante (no regrets), pero quería yo una tercera. Y nada. Buuh.
Así que la esperanza estaba puesta en Rivera, que se supone iba a venir hoy. Se supone. Porque dicen que terminó de Vistalalegre cansadico y también nos canceló.
Imaginaos mis lloros. Que, claro, también iba yo ahí la primera, que no me gusta a mí nada un sarao político. Pues nada. Mi gozo en un pozo de nuevo.
¿POR QUÉ?
Que es que a mí me molan las campañas electorales, jopetas. Soy así de rara. Además que vaya usted a saber dónde estará servidora y en qué trabajará en la próxima interesante, que caerá por el 2019.
Bueno, a no ser que lo que digan las urnas el próximo domingo no haya por dónde pillarlo y tengamos otra campañita, y de las de cuchillo entre los dientes, en pocos meses. Que todo puede pasar. ¿Desearlo yo? Noooo... qué va... qué va...