Revista Deportes

De caracoles y ostras

Publicado el 02 abril 2014 por Carlos Romero @CarlosRomeroSFC

Por Carlos Romero

Señor Medina, yo sí tengo el valor de nombrarle, muy mal debe andar usted de capacidad y argumentos para rebatir datos históricos, como para tener que utilizar subterfugios e insultos velados. No le pega demasiado el estilo “malote” que quiere imprimir a su escritos, debo reconocerle que me divierte muchísimo.

Qué tiempos aquellos en los que tuvo la oportunidad de haber demostrado su “hombría” y haberse puesto en contacto telefónicamente conmigo –que también tiene mi número-  para relatarme aquella fábula del astronauta, (que se tragará, no lo dude, y desde aquí ya se lo confirmo). Parece igualmente no tuvo el valor para ello, como no lo tiene para plantarse ante mí y hablarme de caracoles y de ostras personalmente a la cara, ¿verdad? Pero no bajaré al famoso estilo que les caracteriza y que les ha caracterizado desde siempre a los que son como usted, no así a los buenos béticos,  y que solo tiene un nombre que ya conoce. No encontrará en mi persona la utilización de las cualidades de colectivos minoritarios que además defiendo, el utilizarlo por su parte ya le define como persona.

Pero yo hablo de historia, como comprenderá su condición sexual me importa un carajo.

Cualquiera que lea su escrito pensaría que su club tuvo alguna vez algún momento de predominio en esta ciudad, y que por mor de la fortuna –llámele usted X- dejó de ejercer la hegemonía a favor del equipo blanquirrojo.  Yo, que sé de que va la historia y usted no me puede engañar,  no puedo evitar esbozar una sonrisa por cómo la tergiversa y la adapta a su conveniencia. Iba a decir que es usted un olvidadizo, pero no, lo hace con nocturnidad y alevosía y así le va a la historia verdiblanca, como a su equipo.

El Sevilla FC les machaca actualmente, machacó a sus padres, machacó a sus abuelos, y a los padres de sus abuelos desde tiempos inmemoriales en el terreno de juego y en buena lid. Que a lo más que llegaron es a pillar rachas muy ocasionales, por no decir únicas, que coincidieron con malas rachas sevillistas a nivel institucional, que además fueron pocas; y se lo digo porque en condiciones normales ustedes siempre llevaron las de perder, como es el caso. Hacer albergar desde la historia alguna esperanza a los suyos de que a corto y medio plazo pueden superar al Sevilla FC, como de intentar dejarles entrever que en algún momento fueron alguien en esta ciudad, como diría aquel, es pa ná. Hacerles albergar cualquier resquicio de proyección histórica que les haga enarbolar el lema “volveremos a ser lo que fuimos”, con subterfugios históricos, es de una una engañifa a los pobres béticos por su parte que roza lo ridículo.

Tendrían que vivir toda una vida completa para igualar al Sevilla FC en todo su palmarés y estadísticas de todo tipo aún en el caso de haber desaparecido este.  Cuando usted y los que le acompañan sean capaces de asumir la historia que conocen pero que obvian, retuercen y manipulan, comenzarán a escribir su propia historia con letras de oro.

Si usted es honesto debe contarles a los suyos que lo que fueron no es ni más ni menos que lo que son actualmente. Que su club fue siempre así, con momentos puntuales buenos, pero claudicando siempre ante el grande de Andalucía, le duela o no. Dígales que lideran la clasificación de equipo que más jornadas ha estado como farolillo rojo en Primera con 139 veces –a día de hoy- lejos del siguiente. Dígales que es el equipo que más veces ha descendido a Segunda, y que si inventaron la expresión de “equipo ascensor” fue precisamente por su club.

Los duelos locales no nacieron en los años 80 como parece que dice, momento de caldo de cultivo maravilloso para ustedes de ex derbis y ex ligas particulares,  momentos excesivamente mediocres para el sevillismo, sino que nacieron allá por 1909-10 con goleadas espectaculares, donde ya se les avisaba de que se fueran acostumbrando a perder por cinco goles o más de ahí en adelante en muchas ocasiones.  Nacieron con una goleada sevillista bajo el brazo.

Lejos de entrar en si fue justa o no la decisión de enviar a los infantiles en 1918, lo cierto es que para los anales de la historia,  y para el anal propio de usted aunque le duela, el 22 a 0 quedará como la goleada más flagrante en un partido oficial en las estadísticas del fútbol español, y para gloria del fútbol con mayúsculas de esta ciudad.

Sigan deteniéndose en los detallitos aislados. Saquen de contexto efemérides tipo para hacerles creer a los suyos que hubo gloria donde hubo sombras. Manipulen, tergiversen, omitan miren para otro lado, para hacer parecer otra cosa. Sigan hurgando con frivolidad e inquina en la historia rival. Insúlteme nuevamente. Por no coger la historia por los cuernos la historia les está atropellando como si de un verraco en celo se tratase.

Se le ve derrotado, compungido, reconociendo sus miserias y desgracias y tremendamente dolido. Pero para eso siempre hay un remedio.

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Qué más quisieras haberte comido las ostras que me he comido yo. Ni en tus sueños más húmedos te lo imaginarías, pero no está hecha la miel para la boca del burro.

De nada.


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