La relación entre ciclismo y literatura ha dado a lo largo de la historia varias obras inolvidables, un puñado de crónicas que están ya dentro de la leyenda y un buen número de libros que son de obligada lectura para el buen aficionado. Quizás el ciclismo no ha sido tan profusamente tratado en la literatura como el fútbol, y desde luego no ha tenido el éxito de asociarse de forma clara a un género como ha ocurrido con el boxeo y el “noir”, pero sin duda las relaciones entre arte y ciclismo han sido apreciables, y han dejado un buen puñado de obras que todo buen aficionado debería leer. Porque deporte y cultura no son antagónicos sino que, bien al contrario, se complementan a la perfección.
Uno de los ejemplos más recientes y renombrados es el del escritor extremeño Eugenio Fuentes. Fuentes ha mostrado desde siempre una querencia por este deporte que se ha visto reflejada de forma repetida en sus novelas. Algo que, por otra parte, no puede extrañar, por cuanto él mismo es un asiduo practicante del cicloturismo, y tiene a sus espaldas varias marchas de entre las más duras, esas que dan el carnet de cicloturista a quien las acaba.
El autor es usuario habitual de la bicicleta también en ciudad
Esta afición la comparte Eugenio Fuentes con su más conocida creación literaria, el detective Cupido, un sabueso que se dedica a desenmascarar los bajos fondos de la ciudad ficticia de Breda. Este detective sale a practicar el ciclismo en sus ratos libres, y aprovecha las pedaladas para darle vueltas y más vueltas a sus casos.
Incluso Fuentes le ha dedicado una novela, por supuesto negra, al ciclismo, de título “Contrarreloj”, donde el detective Cupido se debe de encargar de resolver el misterioso asesinato del líder del Tour justo antes de una etapa decisiva. La descripción de las jornadas ficticias de la ronda gala, así como el ambiente de la Grandé Bouclé, los (apenas escondidos tras otros nombres) ciclistas que componen ese pelotón y, en general, el aroma que desprende la alta competición ciclista aparecen reflejados con maestría por parte de un Fuentes que habla con conocimiento de causa. No en vano los buenos aficionados disfrutarán sobremanera con un capítulo concreto en el cual Cupido se dispone a emprender su particular reto cicloturista: escalar el Tourmalet, y describe en primera persona las sensaciones, agobios y fatiga que le van surgiendo mientras intenta dominar las ásperas pendientes del mito pirenaico. Todo un ejercicio de estilo y descripción que se erige en algunas de las páginas más hermosas y acertadas sobre esa angustiosa sensación de intentar escalar una montaña sin final, en la que nunca se avanza.
El personaje de Ricardo Cupido tiene como gran reto subir el Tourmalet
Puzzle Bobble
Karate Blazers
Puzzle De Bloques
Magical Cat Adventure