Si hay algo que me niego a comer son los caracoles. No los he probado nunca y me tendría que estar muriendo de hambre para comerlos, y a lo mejor ni aun así.
En casa de mis padres siempre se han comido y a mi madre le salen muy bien. La salsa con los que los hace esta riquísima (esa si la he probado). Y parece que mi hijo ha heredado esa afición a los caracoles de mi familia. Hace unas semanas, un Domingo que estábamos allí mi madre le puso para cenar a mi padre caracoles y al final quien se los comió fue mi hijo. Si mi padre casi no pudo ni probarlos. A mi me daba una cosa verle comérselos, pero por supuesto no dije nada, al contrario cuando el niño decía "están ricos" yo le decía que si, que estaban buenísimos. No quiero ser yo la culpable que a mi hijo le dejen de gustar los caracoles.
Pero no me digáis que no resulta chocante que un niño de dos años coma caracoles con ese deleite. A mi me resulta chocante solo que quiera probarlos.