Desde el pasado día 29 de junio, en que media parte de la blogosfera materna y paterna desmontamos a Estivill, un cuarto defendió su sistema, y otro cuarto se abstuvo de comentar, debo aclarar ciertos conceptos, que por medio de comentarios, tweets o post han podido no quedar claros.
- Colecho, entiéndase dormir con los hijos, bien en la misma cama, en una cuna adaptada o en una cuna convencional. Mis hijas han dormido las dos en una cuna convencional. L'aînée estuvo hasta prácticamente el año en su cuna en nuestra habitación. La petite tiene un año, y sigue en su cuna, en nuestra habitación. Aclaración: llevo un par de semanas diciéndoles a l'aìnée y a su padre que la petite va a cambiar de cuarto. Que l'aînée tiene que comenzar a compartir su espacio personal. Y que el padre tiene que volver a recuperar su lado de la cama, junto a su mesita de noche, con sus prendas personales. Y yo, necesito dormir, de cara a la cómoda, sin tener que preocuparme si respira bien, se da con la pierna en los barrotes, o tira un juguete al suelo. Y que, también necesito mi espacio personal ;) Aclaración 2: Como todas las madres, (y no digo padres, porque por lo menos, el que duerme en mi mismo colchón, duerme tan profundamente, que no se entera si la niña llora en el mismo cuarto, o si la otra nos llama desde el suyo propio), repito, como todas las madres tengo el oído de murciélago, escucho la primera sílaba de mamá cuando l'aìnée me llama pidiendo agua, o se levanta de su cama para venir a buscarme para que le encienda la luz del fantasmita (made in ikea), con lo cuál, creo que ya no es necesario ese colecho. Pero no voy a negarme, en el caso de que una quiera estar un ratito conmigo, antes de irse a su cama, porque es más fácil contarle un cuento en mi cama, o ella quiere estar segura, a salvo, o llenarse de mimos, antes de afrontar una noche sola. Y si están malas, llorosas, o cualquier excusa que se "cure" con una estancia mínima en mi cama, no me voy a negar. Eso sí, cuando el padre esté trabajando de noche, la cama es mía, ¡y sólo mía!
- En este punto del colecho debo indicar que cuando mi padre estaba de congreso, y faltaba unos días en casa, me encantaba ir a la cama de mi madre, y dormir junto a ella toda la noche. Y estos recuerdos serán de cuando tenía 7 u 8 años, tal vez. (Vale, vale, antes eran otros tiempos) Pero es un buen recuerdo, y como tal, ¿porque no mis hijas pueden conservar uno similar?
- Lactancia materna entiéndase la lactancia única de la madre hacia su hijo, por lo menos, durante los primeros seis meses de vida. Yo no me lo planteé como algo que hacer o no hacer. Fue así. Se les puso al pecho a ambas. Y l'aînée decidió que a los 9 meses no quería seguir, y la petite anda en ello todavía. Que el pediatra, enfermeras pediátricas, compañeras de trabajo e incluso mi padre, me indican que ya vale, son opiniones que me importan, sobre todo la de mi padre, catedrático en pediatría, pero la petite no quiere el biberón, y la veo todavía pequeña para que ella misma beba de un vaso la leche de vaca. Que sí, que es una excusa, l'aînée dejó la teta paulatinamente, sin esfuerzo. No fue traumático para ninguna de las dos, y sí, la verdad que después te sientes liberada. Puedes irte de fiesta sin necesidad de decir que tengo que estar a tal hora para darle la teta. Ja! Como si me hubiera ido de fiesta. Pero lo haré, claro que sí. Y con la petite, no sé como será. Con un año parece que ya no sea necesario, que es como un vicio, pero creo que no nos hace daño a ninguna de las dos.
- Acepto consejos, dentro de una semana, tengo la revisión del año y seguramente me dirán que deje ya la teta, pero... No estoy convencida.
- Rutinas. Sí, lo confieso. Quiero que mis hijas se acostumbren a una rutina. Pero no es estricta, simplemente es conveniente para el buen hacer de todos. A las 7 comenzamos con la fase de duchas. Media hora después, intento tenerlas en la cocina para darles la cena. A las 8, terminan de jugar, y entre las ocho y media y las nueve, espero que l'aînée esté en su cama, e intentando dormir. No lo hago por ser una madre estricta, es que sé que si aguanta hasta tarde, -como a las nueve y media siga despierta, me enfado- al día siguiente no rinde igual en la guardería y es más propensa a darse golpes, caerse o dormir la super siesta que nunca duerme en casa, en la guardería. Y no es plan.
Creo que hasta aquí, he aclarado conceptos. Ahora me toda indicar que:
- Con sentido común, cualquier método es bueno. Alguna vez he dejado llorar a l'aînée, y no le ha pasado nada, han pasado cinco minutos y ha vuelto a caer redonda en la cama. Pero porque sabía que no estaba mala, sin fiebre, sin miedo... Soy la primera que me preocupo por ambas, la primera que corre a darles la mano, besarlas y acariciarlas. Pero también tengo un límite, y puede que esa noche, no pueda conmigo misma, y por ello, no pueda correr a tranquilizarlas. Para eso hay un padre, ¿no?
- Con sentido común, cualquier método es bueno. Las primeras noches en su cuarto, l'aînée ha necesitado que estuviéramos con ella, y lo hemos estado. Pero hasta que se ha acostumbrado. Y no la veo que sea una niña necesitada de cariño, o algo así. Y sí, el fin de semana, viene a nuestro cuarto a despertarnos, se cuela en la cama, y nos levanta.
Como cualquier madre o padre, buscamos lo mejor para nuestra descendencia. Tenemos que quedarnos con lo bueno de los métodos, pero lo más importante aún, es que ellas sean felices y se sientan queridas por sus padres.