La resiliencia es la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas. Por definición, el niño tiene una capacidad innata para sobreponerse a las situaciones especialmente dolorosas.Y entonces, pasamos a la plasticidad neural del cerebro de los niños. Esto es, el mecanismo biológico que impulsa el crecimiento y el desarrollo, responsable del aprendizaje humano, construye y reoganiza las conexiones neuronales. Este mecanismo posee una base tanto genética como ambiental, y es en la segunda en la que nosotros como padres y educadores... tenemos la responsabilidad. Cuanta más estimulación reciba el niño, más capacidad tendrá para resolver conflictos y así, su resiliencia será mayor.
Si todavía no te ha quedado claro en que consiste, contéstame a una pregunta: ¿qué es lo único constante en nuestras vidas?
Si ya lo has pensado, seguramente habrás llegado a una única respuesta. ¡El cambio! Y qué cantidad de veces nos hemos dicho y repetido "que miedo da el cambio", "no seré capaz"... Y después, lo hemos conseguido. Bien. Sigue leyendo.
Me voy a basar en unos principios que nos ayuden a enseñar a los niños a afrontar los cambios de una manera natural y adaptativa. Porque de nosotros depende que en sus primeros años, los niños puedan definir una estrategia para el cambio, que tengan un apoyo y se sientan comprendidos.
- pensar en positivo: Nosotros tenemos la elección de provocar consecuencias que nos hagan daño u otras que nos hagan felices. Si tenemos un mal día, está claro que no tendremos ganas de buscar una lección positiva a aquello que nos ha sucedido, pero debemos pensar que los niños, nuestros hijos, se fijan en nuestras maneras de actuar, y si les mostramos que aunque haya algo que no nos guste, puede existir una parte de la que se puede disfrutar, ellos conseguirán actuar con flexibilidad. Incluso de las malas situaciones, podemos sacar una lección en positivo. Y en esto soy una gran experta, algunas personas que me leen desde hace años, saben que siempre busco la parte positiva a todo lo que ocurre. ¿Porqué no enseñárselo a mis hijas?
- enseñar a crear: ¿Dónde ha quedado el "me he levantado con ganas de cambiar el mundo"? Ya no somos capaces, nos hemos amoldado a una vida "tranquila", "segura", pero nos hemos quedado sin ideas. Si fomentamos en nuestros hijos la capacidad de crear en cualquier aspecto de su vida, permitiremos que se creen nuevas conexiones neuronales, y que sepan vencer la incertidumbre del "¿qué hago?" Al ayudarles a ser creativos, les damos las suficientes herramientas para que sepan tomar un camino correcto, o por lo menos, con más felicidad.
- enseñar a resolver conflictos: cuando el niño se encuentra en una situación desconocida y que no puede resolver, su actitud será de impotencia, o de rabia; en cualquier caso, no sabrá llegar a una solución de problemas, a no ser lo que ayudemos. Con esto, conseguiremos mejorar su autoestima y a que aprenda a manejar su frustración si no sabe resolver el problema. Porque tampoco tenemos que dejar que todas las situaciones tengan una solución dictada por nosotros. El niño tiene que aprender que igual que hay situaciones que puede solucionar, con o sin ayuda, también habrá otras, en las que no pueda hacer nada. Pero esto le permitirá conocer, tener curiosidad y comprender que hay cosas inmutables.