Semanas antes, le había comprado ese vestido, y ¡¡ella había dicho que le gustaba!!Pero por lo visto, ayer tenía el día torcido, y quiso ponerse otro, de entretiempo, que aquí, en las islas, es como si fuera de invierno. Tardamos media hora en que cambiara de opinión. Su padre y yo, diciéndole las ventajas del vestido amarillo. Además, que así estaría más guapa, que le haríamos fotos... ¡Media hora! Al final, salió contenta al parque, con su vestido amarillo, y hasta hizo amigas allí.
Situación 2: Lunes por la mañana. Todas las noches, -cuando no lleva el uniforme de la guardería-, elegimos la ropa del día siguiente. Pantalón corto, braguitas y camiseta. Con estos días de calor, lo siento ma chérie, la ropa tiene que ser lo más fresca posible. Ella coge del cajón, la braguita concreta: de campanilla, de gatos, de minnie... Y luego
Bien, la opción era pantalón corto o vestido. Falda no va a encontrar. A ver que me saca del vestidor.Y lógicamente, no ha encontrado falda. Pero si me ha cogido un pantalón corto, y ha elegido mi camiseta. Y me pregunto... ¿Cuándo le he dado permiso para elegir mi ropa?