Revista Diario

De cómo enseñar y ser enseñada

Por Bergeronnette @martikasprez
Una vez les enseñas algo, tienes que seguir el ejemplo. Día tras día. Y aunque tengas prisa. Porque te lo recordaran. L'aînée sabe que hay que esperar a que el semáforo se ponga en verde para cruzar. Sabe que hay que mirar a un lado y a otro antes de cruzar. El domingo, antes de ir al parque, bajamos a por unos caramelos. Y tuvimos que cruzar la calle. No pasaba ningún coche, ni el tranvía. El semáforo estaba en rojo, y es de los que tardan, así que de la mano, cruzamos, diciéndole que eso era una trampa, y que no hay que hacerlo nunca. De cómo enseñar y ser enseñada
Se quedó con la imagen. Y en cuanto su padre llegó al parque, se lo contó. Y ahí hubiera quedado la historia, como una simple anécdota, salvo que por la noche, les conté la historia de dos hermanas que iban solas al parque, cogidas de la mano, y que se paraban en el paso de peatones, a la espera de que el semáforo cambiara de color. Y cuando no había, hacían señas a los coches, para que pararan. La tenía encaminada al mundo de los sueños, cuando me recordó que esa mañana, habíamos hecho trampa al cruzar. Y que después, con papá, habían cruzado también en rojo. Y que le había dicho a papá que eso no se podía hacer.
Lección aprendida, hija. No volveré a cruzar nunca más en rojo. (Al menos, estando contigo y tu hermana)

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