Revista Diario

De cómo ha acabado la fase de adaptación

Por Bergeronnette @martikasprez
Octubre es el mes de vacaciones del padre de l'aînée, él se encarga de llevarla todas las mañanas, la viste (realmente se viste sola), le da el desayuno, le hace la coleta, controla que haga pipí y se lave los dientes y se van juntos al colegio. Suelen llegar pronto, con unos minutejos que utilizan para pintar, mandarme fotos por whatsapp, o jugar a no sé qué. Esta última semana, ha entrado ya sin llorar. Algún día ha entrado mohína, pero tanto el padre, como la profesora cuando la hemos ido a buscar me han dicho que no lloraba. Nada más salir a las 5, ella me enumera todo lo que no ha hecho, es decir: "mamá, no he llorado en clase, no he llorado en el comedor, no he llorado en el patio..."
Pero sigue sin soltar prenda sobre qué hace en clase.
Y ya, esta mañana, ha sido el no-va-más. Dos días hacían, lunes y martes, que encontraba un par de amigas/os en el patio, y que el padre intentaba que l'aînée entrara con ellas. Pero no. Y hoy, ha entrado de la mano de su amiga Silvia. Es todo un logro para ella. Y para nosotros. Porque aunque ella es muy extrovertida, los primeros momentos de conocer a la gente, se encierra en sí misma. A Silvia la tiene justo delante de ella, en la mesa pegada a la suya. Las pusieron juntas esta misma semana, y creo que la profesora acertó de pleno al juntarlas.
Cuando la vamos a buscar por la tarde, y coincidimos con la madre de Silvia y la propia niña, se despiden diciéndose adiós, hasta mañana.

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