La idea es que los padres guarden en esa caja, que podemos personalizar con pegatinas, dibujitos, el nombre de nuestro retoño..., todo aquello que, dentro de unos años, les podamos enseñar y explicar los recuerdos que nos traen.
Saboreando azúcar en la mano
En la caja de l'aînée está guardado -en una cajita más pequeña-, su trocito de cordón, también la etiqueta del nido donde pasó su primera noche, la medalla de la virgen del pilar con la que fue bautizada. Unas cuantas fotos, de las miles que le hicieron, cogidas al azar. La tarjeta del primer día de la madre que pasó conmigo. Sus primeros pendientes. Su primer óleo. Su primera chupa.
Poco a poco, se irá completando. Sus primeros "P.A." (progresa adecuadamente), su primer diente de leche, (con permiso del Ratoncito Pérez), sus tarjetas de cumpleaños, las fotos de sus amigas de colegio...