Revista Diario

De cómo mi hija usa la psicología inversa

Por Bergeronnette @martikasprez
Sentadas ambas en la mesa de la cocina para comer. La petite alargó la mano para coger el catálogo de una tienda de juguetes. Nada más verlo, su hermana, l'aînée, quiso quitársela. Y la conversación fue más o menos como sigue: -Dame la revista. (intentando quitársela) -> D. -Nnnn. (acercándose más la revista hacía sí misma) -> Y -Cariño, déjale la revista un rato, que en cuanto se canse, se la cogemos y así puedes mirar tú los juguetes. -> M
L'aînée retira su brazo, y no tarda ni dos segundos en coger otra revista, del pequeño montón de revistas de publicidad que había sobre la mesa, y dice: -Yvette, toma esta revista. Mira que cosas más bonitas hay.
La revista era de una tienda de muebles, y las cosas bonitas que decía mi hija que había, sin siquiera abrirla, eran sofás y mesas. Ni que decir tiene que me dejó completamente anonadada. Con ella, no hemos usado esa técnica conductista, o por lo menos, no que yo recuerde.
La petite no le cambió la revista en ese momento, pero sí se cansó enseguida de ella. (Ves, yo tenía razón)
La psicología inversa es una técnica descrita por Viktor Frankl, psiquiatra y escritor, que solía preguntar a sus pacientes más inestables o con más problemas: “¿Por qué no se suicida usted?”. En ese momento las personas imaginaban el suceso y encontraban un motivo para no hacerlo, a partir del cual empezaba a trabajar Frankl para sujetar a sus pacientes a ese motivo que les aferraba a la vida.
Con lo cuál, podemos decir que la psicología inversa trata de conseguir sutilmente que una persona crea que quiere hacer algo que realmente no quiere. El éxito radica en lo que se llama resistencia psicológica, que es la dificultad que ponemos a hacer algo que nos es impuesto, que nos mandan o que nos piden cuando sentimos que hacerlo afecta a nuestra libertad o autonomía.
Con l'aînée, hemos jugado al no-no, si-si. Que consiste básicamente en que ella dice no, yo le contesto sí, en varias ocasiones, y en un determinado momento, yo cambio a decir no, y ella tiene que contestar lo contrario. Lo tomamos como un juego, pero indagando el nombre del psiquiatra he encontrado un video de un padre con su hijo que usaban este tipo de juego, para desarrollar un ejemplo que os pongo a continuación.

¿Habéis vivido algún episodio de psicología inversa con vuestros hijos? ¿Ellos la han usado con vosotros, con iguales?

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En mi colaboración de los lunes, hago una divertida comparación entre libro de papel y libro electrónico, a través de los sentidos. ¡No te lo pierdas!

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