Revista Diario

De cosas varias: el doudou de Danièle

Por Bergeronnette @martikasprez
Cuando nació Danièle, teníamos de todo para los "por si acaso". Desde lo básico -cuna, silla, bañera- hasta lo imprescindible, -toallas, pañales, cremas varias-, y lo necesario (o no), dependiendo de como saliera la niña. Y con esto me refiero a la chupa (chupete) y al perrito (muñeco de dormir).
Esto va a ir para largo, así que me centraré en el doudou de Danièle. Un doudou es un muñeco suave, dulce que acompaña al niño desde su nacimiento y le ayuda a separarse de su madre. No se deja en cualquier sitio. Se le respeta y de esta manera el niño aprende a respetarlo también. Se guarda en un sitio preciso, siempre el mismo, “donde yo puedo encontrarlo” en un sitio accesible, “donde yo puedo cogerlo, olerlo, tocarlo, ver si está allí y así poder sentirme seguro…”
El doudou está aquí cuando estoy muy enfadado; está aquí cuando me voy a dormir, cuando estoy triste, cuando necesito relajarme y … hay momentos en los que lo olvido completamente.

En el caso de Danièle, le compramos un perrito en C&A, uno con orejas normales, y sin mantitas acopladas. Sólo uno. Tardamos unos meses en dárselo, pero le gustó, y desde entonces, al ir a dormir siempre cogía su perrito.A las pocas semanas de nacer, una amiga nos preguntó si sólo le teníamos un doudou, que era recomendable tener uno de reserva, por si se perdía, se rompía, etc. Y conseguimos encontrar el mismo, mismo color, mismas orejas, mismo tamaño. Uno en su cama, el otro en el cajón. Cuando lavamos uno, cogemos el otro. 
Peripecias con el perrito hay unas cuantas. Siempre lo ha llevado cuando nos hemos ido de viaje, tanto a la península, como a viajes de fin de semana, al sur de la isla. El perrito -cuyo nombre es "perrito" (original a más no poder) se perdió en el aeropuerto, de camino a casa, y el padre o el tío tuvo que desandar el trayecto, para encontrarlo solitario en un paso de peatones, de noche cerrada.Ha viajado en mochila, en bolso, en mano, en maleta... Y, como he escrito antes, ha servido de consuelo para Danièle.
No siempre lo ha dejado en la cama, ni lo ha usado sólo para dormir. Alguna vez lo ha cogido para llevarlo al parque, o de paseo, lo ha dejado tirado en el sofá, en el suelo, en cualquier sitio. Y más de una vez, todos, nos hemos vuelto locos buscando el perrito. (y eso que teníamos doble)
Actualmente, sigue teniendo al perrito. Pero no le hace caso. Lo tiene en su cama, al lado del pijama. Ya no lo muerde ni se lo mete a la boca, ya no habla con él, ya no juega con él. Pero no se lo presta a la hermana. Es un amor de "contigo pero sin tí". Y yo, como madre, me alegro que no necesite un doudou para dormir o sentirse segura; aunque me apena que haya pasado a un segundo, tercer o cuarto plano.
De cosas varias: el doudou de Danièle

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