De Curiepe a Birongo en la ruta del Cacao

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Magia, cacao y tambor – Tierra enclavada en el corazón de Venezuela, justo donde el sol y el mar bautizaron con mestizaje a ese crisol de hermosas mujeres; de gente trabajadora, feliz, orgullosa de su pasado, forjadoras de un futuro maravilloso, lleno de familia y tradiciones. Así son los venezolanos.

A las siete de la mañana comenzaba esta pequeña aventura, ida por vuelta; partiendo desde la ciudad Caracas, rumbo al oriente del país, a tan sólo hora y media en Van, bajo la tutela de la Fundación Historia Ecoturismo y Ambiente (FUNDHEA).

Nuestra primera parada : El Monumento al Tambor

Curiepe

Un “culo e’ Puya” y los “Mina”  que suenan con más fuerza en  las fiestas de San Juan (Del 23-25 de junio de cada año). Sin duda alguna, herencia y patrimonio histórico-cultural; legado de esa mezcla entre negros libres y cimarrones.

Un poco más adelante, ya adentrados en el camino a Birongo, nos detuvimos en la finca de Don Guillermo, que hoy lleva su viuda: la hermosa Doña Carmen.

Un carato de arroz y la sorpresa de nuestro cambio de guía. ¡Y es que de eso se trata el trabajo de Fundhea!:

Empoderar a las poblaciones que visitan, a través de la creación de rutas ecopatrimoniales, para que sean ellas que narren su historia; que den a conocer sus costumbres, sus sabores, su música, gastronomía y su arte.

El cacao, es un fruto milenario, atribuible a las tribus inígenas de centro y Suramérica, que requiere de ese clima tropical (cálido y húmedo a la vez) y de la mano del hombre para su recolección.

Una de las principales bondades de este cultivo es que no requiere de químicos para su mantenimiento, pues una vez cosechado el fruto y recolectada las semillas, su cáscara o Theobroma cacao, se deja en el suelo como abono a sus plantas.

Su sabor, dulce y su semilla amarga. Sin duda mejor que el mamón verde y con semejanza al mamón chino. Su flor, representa la sutileza en este cultivo, la dama del árbol:

Si te ha gustado la primera parte de nuestro recorrido, no te pierdas de nuestra llegada a Birongo.

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