Cusco o Cuzco "el ombligo del mundo" en quechua es la ciudad más visitada de todo Perú. Algo fácil de entender, pues aquí se encuentran las impresionantes y enigmáticas ruinas de Machu Pichu, uno de esos lugares que encabezan la lista de destinos de cualquier amante de la arqueología y de las historias sin descifrar.
El camino que une Cusco de Machu Pichu es uno de los más frecuentados de todo América del Sur. El viaje, independientemente de la ruta que se escoja, pues hay varias, ofrece un espectáculo sin comparación, un rosario de lugares para visitar que incluye pueblos coloniales, naturaleza sorprendente, mercados indígenas, un valle sagrado, impresionantes montañas de colores y las ruinas de Machu Picchu, la ciudad imposible.
El cusco, la capital del que fuera el Imperio Inca
El Cusco se ubica en la parte central de una de las vertientes de la inmensa cordillera de los Andes, fue la capital del Imperio Inca y por lo tanto una de las ciudades con más historia de América Latina. Durante la época colonial española fue una de las más importantes.
Su excelente ubicación en un valle a 3.400 metros de altitud, su historia inca y el paso del colonialismo español son factores suficientes para ser declarada Patrimonio de la Humanidad. Un título que ha propiciado la conservación de numerosos restos de templos y construcciones incas en los cimientos de las posteriores construcciones coloniales. La mezcla de ambas culturas se puede observar en todo su esplendor al pasear por sus calles y plazas empedradas que conducen a templos incas e iglesias coloniales.
El Cusco es el lugar ideal para asentar una base desde la que conocer lugares imprescindibles de Perú, como es el Valle Sagrado, la Montaña de los Siete Colores y sobre todo Machu Picchu, a tan solo 112 kilómetros de distancia.
Plaza de Armas
Uno de los referentes turísticos de Cusco, ubicado justo en el corazón de su centro histórico, se localizan aquí un buen número de edificios comerciales, turísticos e iglesias construidas sobre un espacio lleno de templos y palacios de esta cultura prehispánica, utilizado como centro administrativo que, a su vez, fue un pantano que secaron los Incas. Dos de los lugares que hay que visitar son la Catedral del Cusco (Gótico, Barroco y Plateresco) y la Iglesia de la Compañía de Jesús (Barroco).
El Barrio de San Blas
Este es, sin lugar a dudas, el barrio más bonito y encantador de Cusco. El paseo por sus calles empedradas y estrechas, rodeada de antiguas casas coloniales, pequeñas tiendas y talleres artesanales será un buen recuerdo para llevarse de esta ciudad. Además, al estar en la parte alta podrás ver las mejores imágenes de todo Cusco. Por la noche, adquiere una peculiar transformación que merece contemplarse al llenarse de bares y tascas con locales pintorescos llenos de turistas y gente del pueblo.
Sacsayhuamán
Construido en el siglo XV, obedeciendo órdenes de Pachacutec, uno de los incas más importantes de este imperio, este complejo mantiene hoy día buena parte de su estructura. Los impresionantes muros de grandes bloques crean de forma superpuesta hasta 3 plataformas, escaleras y puertas de piedra (Puerta del Sol). Algunas de sus piedras pueden llegar a medir hasta 400 metros de longitud y todavía se pueden apreciar algunas imágenes hechas por esta cultura milenaria.
Qorikancha
Templo dedicado al dios Sol, ampliado y mejorado para convertirse en el lugar más importante del imperio Inca dedicado al culto religioso. En esta edificación puede apreciarse su sorprendente sistema constructivo; grandes bloques de piedra de roca maciza unidas entre sí, sin utilizar ningún tipo de mortero, para formar elevados muros. Los españoles construyeron encima, destruyendo su parte superior...
La calle Loreto
Localizada en el centro histórico de Cusco, es el mejor lugar para apreciar con claridad las diferencias entre las construcciones incas y las de los colonos españoles. La diferencia en cuanto a belleza, calidad, dimensiones, estructuras... son abismales. Las piezas, a veces enormes, de los viejos muros incas encajan a la perfección como un inmenso puzzle. Es aquí donde se localiza la popular piedra de los doce ángulos, una maravilla por su acabado que no tiene comparación en ninguna otra parte del mundo.
Mercado de San Pedro
Este es un mercado tradicional, el más antiguo y popular. Un espacio construido por el famoso Gustav Eiffel, sí, el de la torre de París. Si quieres consumir productos autóctonos o llevarte un souvenir de la artesanía del Cusco, este es el sito.
Tambomachay, Pukapukara y Qenqo, tres interesantes yacimientos arqueológicos en las afueras
Tambomachay es un yacimiento de unas construcciones que en su día estuvieron dedicadas a ofrecer culto al agua, situado a tan solo 8 kilómetros de la ciudad. Espectacular espacio natural donde se localizan numerosas fuentes, acueductos y canales, todo un sistema hidráulico en perfectas condiciones construido por los Incas.
En Pukapukara, por su parte, se localiza la Fortaleza Roja, un lugar que mantiene diferentes tipos de estancias y las murallas de este antiguo emplazamiento militar.
Por último, Qenqo, a una hora escasa caminando desde Pukapukara, son unas ruinas muy bien conservadas de lo que fuera un antiguo complejo religioso y astronómico con varias construcciones, entre las que destaca un anfiteatro, un canal, una zona subterránea y dos columnas con funciones astronómicas.
El Valle Sagrado, la despensa Inca
A tan solo 15 kilómetros de Cusco se localiza un valle andino por el que circulan varios ríos y que se utilizó ampliamente por el pueblo Inca, por sus excelentes condiciones, para la agricultura. Se creó, un complejo sistemas de terrazas que les sirvió para cultivar vastas extensiones de maíz, junto a la calabaza y el frijol, tres plantas que mantienen una perfecta correlación agrícola. Gracias a estos antiguos campos de cultivo se localizan antiguos yacimientos arqueológicos, pueblos indígenas y coloniales y un paisaje de singular belleza en estos días.
Pisca y Moray
En estos dos lugares se puede confirmar la maestría de los antiguos pobladores incaicos para desarrollar terrazas de cultivo. Pisca además conserva impresionantes ruinas y un fabuloso mercado de artesanía. Moray, por su parte, está llena de terrazas circulares de gran perfección, utilizadas como espacios experimentales para sus cultivos.
Ollantaytambo
Este pueblo, a 60 km de Cusco, fue en su tiempo la residencia de los nobles, además de un centro ceremonial y la fortaleza de Manco Inca Yupanqui, el más popular líder que mantuvo la resistencia contra la conquista española. Considerada como una auténtica obra maestra de la arquitectura inca, se trata de la mayor fortaleza de defensa de este imperio. Desde este lugar se puede subir hasta Machu Picchu.
Chinchero y las Salineras de Maras
Chinchero es un pueblo especialmente bonito y encantador del Valle Sagrado, un buen lugar para descansar y comprar artesanía. En las salineras, por su parte, descubrirás una imagen incomparable, miles de piscinas de reducido tamaño llenas de agua ocupan toda la extensión de lo que fue una antigua mina de sal.
La montaña de los 7 colores
La montaña de los 7 Colores (Vinicunca) es una de las mejores atracciones que tiene esta parte de Perú. Algo más lejos que los demás lugares mencionados, a más de 100 kilómetros de la ciudad del Cusco, en una cumbre altitudinal situada a 5,200 metros sobre el nivel del mar.
Esta formación montañosa se encuentra teñida de forma natural por varias tonalidades de colores como producto de una compleja y extraordinaria combinación de minerales. Las laderas y la cumbre están teñidas de rojos, morados, verdes, amarillos, rosados y otras variaciones.
Este espacio es relativamente nuevo ya que estuvo rodeado de hielo hace no demasiados años. Desde el 2016, este lugar recibe a cientos de visitantes al día lo que lo convierte, junto a Machu Picchu, en uno de los lugares más visitados en Cusco-Perú.
Machu Picchu, la joya de la corona peruana
Orgullo nacional, destino de miles de turistas al año, una de las 7 maravillas del mundo, la ciudad perdida de los Incas tiene muchos motivos para ser visitada. Se trata de un enorme complejo arqueológico que permaneció completamente oculto en la montaña, cubierto de vegetación hasta la primera década del siglo XX, cuando Hiram Bingham las descubrió al mundo.
Sus ruinas datan del siglo XV, siendo las estructuras más reseñables el Templo del Sol, el Templo Principal, el Templo del Cóndor, la Sala de las tres Ventanas y la Piedra Intihuatana.
Aguas Calientes, donde la aventura Inca comienza
Aguas Calientes es la población que marca el inicio de la ascensión que se debe llevar a cabo hasta llegar a Machu Picchu. Esta población que está creciendo rápidamente debido a que es parada obligatoria para conquistar Machu Picchu no tiene demasiado que ver, servirá para aprovisionarse, coger fuerza y estudiar la forma más adecuada para la subida que nos espera. Posiblemente, los únicos atractivos que posee sean, precisamente, sus baños termales, que a diferencia de cualquier otra actividad mantiene unos precios asequibles y unos jardines que bien merecen una visita.
Desde Aguas Calientes hasta Machu Picchu se presentan senderos de tierra, puentes colgantes que cruzan valles enteros, montañas impresionantes, vastas extensiones selváticas, fabulosos bosques, ríos e innumerables ruinas incas hasta llegar al fin a la Puerta del Sol, la entrada principal a la ciudad perdida de los Incas; Machu Picchu.
El misterio
La llegada a la ciudad es recibida entre no pocos caminantes entre lágrimas por la emoción y por muchos por una sensación de rareza, de misterio insoldable, por la invasión de innumerables preguntas que no encuentran respuesta a lo que allí se ve. Hoy día no hay certezas plenas sobre qué fue, ni siquiera, quién construyó realmente aquello.
El aislamiento geográfico de este emplazamiento abruma, oculto por la altura, la selva y las montañas de alrededor ni siquiera responden a las principales dudas ¿fue un lugar de descanso de la realeza, un centro ceremonial o una fortaleza militar? ¿Cómo era posible mantener una población permanente sin apenas contacto con los de abajo? Son solo algunas de las preguntas que permanecen latentes para la imaginación de quien visita este lugar. Lo que sí es completamente cierto es que existe y que su belleza puede dar lugar a extrañas y perturbadoras sensaciones personales. Un lugar en el que el misterio aborda tras cada esquina, pero que fundamentalmente se presenta en el propio pecho y mente del que camina por sus ruinas.
Una vez arriba, no hay que perderse las siguientes visitas obligadas.
Puerta del Sol
Inevitable para los que han seguido el recorrido del camino inca, pues será su primer contacto con Machu Picchu. Sus perfectos muros labrados en piedra permiten una espectacular y privilegiada vista de su extraordinaria ubicación.
Intihuatana
Imprescindible para todo turista, no es más que una piedra labrada a la que se le atribuye la función de reloj solar, lo que ocurre es que tradicionalmente se creía que era aquí, en esta piedra, donde se amarraba al propio sol, de ahí su nombre.
Huayna Picchu
En esta ocasión se trata de una impresionante estructura desde la cual puede observarse, en toda su dimensión y esplendor, este espacio arqueológico.
El Templo del Cóndor
Origen de todas las aterradoras fantasías (o realidades) que se les atribuyen a los incas. En este templo dedicado al culto religioso, se permite suponer que estaba dedicado al sacrificio y a la tortura. Parece ser que aquí amarraban a los prisioneros y los desangraban. Es posible observar los canales de piedra por donde drenaban esa sangre.
El Torreón
Se permite suponer que esta estructura de 3 metros de altura, construida con grandes y pequeñas piedras sobre un sólido bloque de granito, se dedicaba a la observación astronómica.
El templo de las tres ventanas
Este templo se ubica en la plaza sagrada y posee tres ventanas con forma trapezoidal, desde las cuales poder observar espectaculares vistas de las montañas.
En general, una vez en la ciudad y conociendo estos puntos imprescindibles, lo más aconsejable es caminar y perderse por su entramado de estrechas callejuelas, descubrir y maravillarse con todos y cada uno de sus rincones empedrados, subir y bajar por interminables y vertiginosas escaleras de piedra, descansar sobre alguna de sus terrazas y tratar de responder por uno mismo qué llevó a aquellos hombres a construir semejante maravilla.
Muchos son los que quieren vivir la aventura de ver este lugar, quizás tú seas uno de ellos. Si es así, no lo dudes, ponte en contacto con nosotros, y te avisaremos cuando organicemos nuestra próxima escalada al enigmático e impactante Machu Picchu.