El año pasado quise hacer algo para celebrar el final del colegio y el principio de las vacaciones de verano. Quería hacer algo para los Mayores después de haber tenido un año con varios cambios (como la llegada de otro hermanito y un cambio de casa). Además, estaba muy ilusionada por el verano que se nos avecinaba. Que no es que estuviera lleno de viajes ni que tuviéramos mil planes ni nada, pero como el anterior fue la adaptación al nuevo miembro de la familia y a la nueva casa, aquél del año 2013 se me antojaba de disfrute de mis tres hijos. Vamos, que no sé quién tenía más ilusión el último día de colegio, si mis hijos o su madre.
El caso es que se me ocurrió hacerles un cartel dándoles la bienvenida al verano. Es el que aparece en la foto de esta entrada. Lo hice por la mañana mientras estaban en el cole y, antes de ir a recogerles, lo pegué en la puerta de entrada. A la vuelta, para poder entrar en casa, tenían que romperlo para poder pasar dentro. De verdad que me hacía mucha ilusión ver sus caras. Hasta fotos les hice. No sé cómo no me llamaron loca en ese momento, jejejeje…
Total, que fui a recogerles al cole y, de camino a casa, iba pensando en si les haría ilusión el cartel. Cuando llegamos a la puerta, me miraron con sorpresa. Estaba claro que no se lo esperaban. El Mayor fue el encargado de leerlo. ¡Bienvenidos al verano! ¡Ya estamos de vacaciones! ¡Hurra! Luego me preguntaron si había que romperlo para entrar en casa. ¡Toma ya! ¡Pues claro! ¡A romperlo!
Y así de contentos entramos todos en casa aquel día. Habían llegado las vacaciones de verano. Para nosotros se habían terminado los horarios. Ahora sólo me quedaba pasar el día con mis hijos. Con los tres. Dos meses. Un pequeño escalofrío me recorrió la espalda. Y ya. Fue ver la cara de alegría que tenían mis Trastos para que, una vez más, yo estuviera deseosa de pasar todo el verano con ellos.
CONTRAS:
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El cartel hay que hacerlo el mismo día porque, si no, a ver dónde lo guardas para que no lo vean hasta el día en cuestión.
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El papel no debe ser muy resistente porque así se rompe mejor sin apenas esfuerzo. Yo usé un mantel de los de papel que se venden en este tiempo en supermercados.
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Lo más fácil para pegar el cartel en la puerta es el celo, pero no mucho, que luego hay que quitarlo.
PROS:
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Para escribir, se pueden usar témperas (las que yo utilicé) o rotuladores. También se puede echar mano de la creatividad y de la imaginación y hacer dibujos o colocar pegatinas.
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Es una manera de festejar el final de un curso escolar sin gastar apenas dinero. Es un detalle que a los más pequeños les emociona mucho.
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Hay que romperlo para poder entrar en casa y ya sabéis lo que disfrutan los niños rompiendo cosas ;)
El verano pasado fue fantástico. Pude disfrutar de mis hijos y, en contra de lo que mucha gente piensa, no me agobia estar todo el día con ellos. Obviamente, tengo mis momentos y hay días mejores que otros, pero me gusta tenerlos a los tres conmigo, ir a nuestro ritmo y no mirar apenas el reloj. No me hace falta nada más… bueno, sí, que Papá³ estuviera más en casa, pero ésa es otra historia.