Hemos asistido a otro gran debate entre Mariano Rajoy y Rodríguez Zapatero y como nuestro platonismo exige marcar vencedores y perdedores en un afan simplista, los periodistas se han lanzado a dar un análisis en esta dirección. Es cierto que en muchos casos han ido más allá en sus análisis ofreciendo un punto de vista fresco, pero en otras ocasiones se nos dan datos de encuestas. Entrando en este juego de las etiquetas ¿Quién ha ganado el debate? Comencemos analizando las espectativas de cada uno de los contendientes, porque dependiendo de las espectativas colocaremos la vistoria de un lado o de otro. Mariano había ido al Congreso con una meta, machacar al Presidente de la crisis, del paro y del déficit, había ido con todos los indicadores a su favor para derrotar sin duda alguna al Presidente y eso es lo que su partido exigía. Porque en los seis años que Zapatero lleva en el Gobierno, Mariano no ha ganado por goleada ninguna vez un gran debate y necesitaba para afianzar un más que dudoso liderazgo dejar KO al Presidente. Necesitaba una goleada porque no podía tener la situación más a su favor. El Presidente del Gobierno iba al Congreso a intentar mantener el crédito de él mismo como Presidente y con él de todo el gobierno. Iba a no quedarse solo, porque una soledad evidenciaría que sus políticas (en las que no voy a entrar) eran consideradas por la mayoría de la Cámara como un fracaso fruto de la sola responsabilidad del Presidente y no de una coyuntura que es lo que siempre se vende en estos momentos. Aunque el momento en el que compadecía en el Congreso era muy malo para el Presidente no iba del todo desarmado. Iba con datos pírricos que le dieron una pírrica vicoria. Iba con las cifras del Finantial Times que ha variado levemente su linea y avala la economía española, iba con el aval que la economía española obtuvo hoy del FMI e iba con el insólito esperanzador editorial del Wall St Journal que avala la deuda pública española y que hizo que hoy se colocasen más de 12 mil millones de euros en los mercados. Rajoy, como buen registrador de la propiedad que es y sabe chapar muy bien, hizo un gran discurso inicial, pero en cuanto se inició el turno de las réplicas y contrarréplicas en el que pesa más la rapidez que el estudio se hundió como le pasa en todos los grandes debates. Arrinconó al Presidente en muchas ocasiones, pero cayó en la trampa del Presidente que le retó a promover una moción de censura, cosa que descolocó al líder de la oposición y que dio a Zapatero la oportunidad de restregarle dos derrotas electorales dejando a la bancada popular con un sabor agridulce. Parecía que el jugoso juego de las espectativas había vuelto a funcionar. A esto se le unió el enroque del Mariano que renunció a un gran pacto de Estado porque piensa que eso le daría oxígeno al Presidente. Zapatero jugó el juego de las espectativas para obtener algo de oxígeno y lo consiguió porque la prensa es un aliado involuntario cuando se trata de simplificar un debate cuyo fondo es demasiado complejo como la situación económica nacional.
Mi opinión es que dadas las espectativas de cada uno Zapatero ganó. Tal vez no ganase en términos netos porque eso es imposible dado lo que está cayendo. Pero por lo menso el Presidente obtuvo en el Congreso lo que había ido a buscar: oxígeno para seguir adelante. Mariano se fue del Congreso sin lo que había ido a buscar: un jaque mate al Presidente que convirtiese a Zapatero en un Gordon Brown, en un Lame Duck a la espera del horno electoral, pero no lo obtuvo y volvió a dar la lastimera excusa de que el Presidente no tiene límite de tiempo en los debates parlamentarios...pero se olvida que Zapatero también tenía el tiempo limitado cuando interpelaba al entonces Presidente del Gobierno.
Tal vez el Presidente no ganó, pero desde luego no perdió, lo que es bastante.