Por ahí tiene una de nosotras una mini bola de discoteca dando tumbos desde hace años. Que si la pongo en la mesa de despacho, que si la cuelgo del corcho, que si ahora la guardo en un cajón, que si ahora la saco... Sin llegar a desaparecer nunca del todo. Y es que, la muy ladina, siempre ha sabido conquistar a su dueña con su "brilli-brilli", su aire ochentero, y la luz que desprenden sus pequeños cristalitos. Lo cierto es que ya lleva un tiempo instalada en el baño junto a los perfumes y, por verla cada día, fue que nos dio por pensar si alguien más la usaría para decorar. ¡¡Ja!!, está todo inventado... ¡No vayamos a creernos ahora las de Retro y con encanto que hemos descubierto el sexo de los ángeles!
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Por cierto, ¿Se siguen usando en las discotecas, o nos las hemos llevado todas para decorar?