Uno de los misterios que más ha intrigado al hombre (de ciencia o creyente) ha sido conocer el verdadero rostro de Jesús “Cristo”, si acaso existió.
A lo largo de la historia del cristianismo, la imagen de Jesús ha sido representada de muchas maneras, sin embargo, hoy día cualquiera que vea una imagen representativa del rostro de Cristo sabe que se trata de él; ¿cómo es esto posible si nadie sabe a ciencia cierta cómo era? La respuesta es porque la mayoría de las representaciones en los últimos siglos son muy parecidas entre ellas, pero, ¿a qué se debe esta coincidencia?
En la actualidad, aparte de las múltiples pinturas realizadas por diversos artistas durante y después del renacimiento, las “representaciones” más vendidas de Jesús no corresponden a la “inspiración” de su autor, sino a retratos de actores que han interpretado este papel en películas como “Jesús de Nazaret” y “La pasión de Cristo”.
Cabe aclarar que tales adaptaciones parten del rostro que se alcanza a vislumbrar en el llamado “Sudario de Turín” -Italia- (o “Santo Sudario”) en el cual se presume fue envuelto Jesús una vez que fue bajado de la cruz, así como del “Sudario de Oviedo” -España-, en cuyas telas se alcanza a apreciar un rostro humano con señas de haber tenido una corona de espinas así como diversas manchas de sangre sobre el rostro y cabellos.
A partir de la aparición del Sudario de Oviedo (el más viejo de ellos, según pruebas del carbono 14), narrada según registros entre los siglos VI y VIII (300 – 400 D.C.) es que se comienzan a dar las representaciones de un Cristo con facciones muy similares, de hecho hasta en la postura del rostro, mostrando ligeramente más su perfil izquierdo. Entonces, ¿quiere decir que ésta imagen es una representación del verdadero rostro de Cristo?
A ciencia cierta no se sabe si el rostro que aparece en ambos sudarios perteneció a Jesús; sin embargo, la forma en que la imagen fue impresa sobre la tela es aún un misterio mayor, ya que no existe evidencia de tintura alguna con la que se haya plasmado la imagen. Microscópicamente es imposible determinar en que momento la tela sin pigmento pasa a tener color; la imagen simplemente está allí y no hay explicación alguna de cómo se plasmó.
Sea o no este el rostro de Cristo, las caracterizaciones realizadas para las peliculas antes mencionadas han sido muy bien conseguidas, semejando en mucho el rostro que aparece en ambos sudarios. Aquí les dejo las imágenes de Robert Powell, Jim Caviezel y el propio Sudario de Turín para que puedan apreciar la semejanza.