Corren buenos tiempos, o al menos mejores, para una zona muy concreta de Madrid que en las últimas épocas ha estado marcada por la masiva presencia de la prostitución y las drogas. A espaldas de la Gran Vía confluyen una serie de angostas calles que anhelan borrar la mala fama que las persigue, una de ellas es la Calle de la Ballesta.
Delimitada por la Corredera Baja de San Pablo y Desengaño, Ballesta es uno de los tres lados de este triángulo que recientemente se ha bautizado como Triball. Una zona que busca reinventarse a sí misma con la llegada de nuevos empresarios y comercios que den una bocanada de aire fresco al barrio. Poquito a poco parece que lo van consiguiendo, borrando con mucho esfuerzo unas etiquetas poco dignas para una vía con una situación tan privilegiada.
La Calle de la Ballesta guarda una curiosa historia íntimamente ligada a su nombre. Al parecer en esta calle tuvo su vivienda un cazador tudesco. Según recogen los libros éste hombre tenía junto a su casa un gran corral en donde, a cambio de un dinero, la gente podía practicar el tiro con ballesta sobre una serie de animales encadenados como jabalíes, lobos o venados. Un sádico negocio que pronto alcanzó gran notoriedad en la zona.
Sin embargo, esta macabra atracción un día se vengó de este peculiar personaje. Resulta que en cierta ocasión llevó al corral a un jabalí de gran tamaño que había capturado en el Monte del Pardo. El animal, asustado y agresivo, tras recibir el impacto de varias saetas comenzó a luchar por su vida y en su intento por huir le asestó una brutal colmillada al dueño del corral que terminó con su vida. Para cuando se produjo este inesperado final, el corral del tudesco ya era conocido por todos como ‘el corral de la ballesta”, apelativo que por extensión pasó a denominar a la calle entera.
En esta singular y céntrica vía han vivido varios personajes famosos como la escritora gallega Rosalía de Castro, quien tuvo su vivienda en el bajo del Nº13. Otro vecino ilustre, aunque pasó mucho más inadvertido, fue el político O’Donnell quien permaneció escondido durante cuatro meses en uno de sus pisos.
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