Revista Religión

¿De dónde vino Dios?

Por Dubarri

Esto es un fragmento que he transcrito con gusto y paciencia del vídeo subtitulado (Subtitulado al castellano por Creareify) que al final de este post puedes encontrar y ver. Este vídeo que corresponde al episodio 10 de la serie Cosmos de Carl Sagan, y que me ha llegado al leer un artículo en Microsiervos titulado Carl Sagan dioses, el universo, y los seres humanos.

Si la visión general del Big Bang, no obstante, seguido de un Universo en expansión es correcta ¿Qué pasó antes de eso? ¿Estaba el universo vacío de toda materia y entonces la materia de repente de alguna manera se creó? ¿Cómo sucedió eso? En muchas culturas la respuesta tradicional es que dios o los dioses crearon el Universo de la nada. Pero si queremos buscar la respuesta con valor debemos, por supuesto, hacer la siguiente pregunta: ¿De dónde vino Dios?

Si decidimos que esta es una pregunta imposible de responder ¿Por qué no nos ahorramos un paso y concluimos que el origen del Universo es una pregunta imposible de responder? O, si decimos que Dios siempre ha existido ¿Por qué no nos ahorramos un paso y concluimos que el Universo siempre ha existido? No hay necesidad de una creación, siempre estuvo aquí. Estas no son preguntas fáciles. La Cosmología nos pone cara a cara con los más profundos misterios, con preguntas que antaño fueran tratadas sólo por la religión y los mitos.

¿Quién lo sabe con certeza? ¿Quién lo proclamará? ¿De dónde nació? ¿De dónde vino la creación? Los dioses son posteriores a la formación de este Universo ¿Entonces quién puede conocer los orígenes del mundo? Nadie sabe de dónde surgió la creación, o si “él” lo hizo o no, “él”, quién lo contempla desde los sublimes cielos. Sólo “él” lo sabe. O quizá no lo sabe.

Estas palabras tienen 3.500 años de antigüedad. Fueron tomadas del Rigveda, una colección de cánticos ancestrales. Las ideas cosmológicas más sofisticadas vinieron de Asia y más en concreto de la India. Aquí existe una tradición de cuestionamiento escéptico y de una humildad natural ante los grandes misterios cósmicos. Entre las rutinas de la vida diaria, la cosecha y el aventamiento del grano las gentes del mundo entero se han preguntado ¿De dónde vino el Universo? Hacerse esta pregunta es el sello distintivo de nuestra especie. Hay una tendencia natural a entender el origen del Cosmos en términos biológicos familiares. El emparejamiento de las deidades cósmicas, o la incubación del huevo cósmico, o quizá el uso de una frase mágica.

El Big Bang es el mito de la creación de nuestra ciencia moderna. Proviene de la misma necesidad humana de resolver el enigma cosmológico. La mayoría de las culturas imaginan que el mundo tiene una edad de sólo unas pocas generaciones humanas. Casi nadie imaginó que el Cosmos podría ser mucho más viejo. Pero los antiguos hindúes sí. Ellos, como las demás sociedades, percibieron y midieron los ciclos de la naturaleza. La salida y puesta del Sol y las estrellas, las fases de la Luna, el paso de las estaciones. En todo el sur de la India una ceremonia ancestral tiene lugar cada enero. Un júbilo en la generosidad de la naturaleza por la recogida anual de la cosecha. Cada enero la naturaleza proporciona el arroz para celebrar el Pongal. Incluso los animales de tiro tienen el día libre y son engalanados con flores. Diseños coloridos son pintados en el suelo para atraer la armonía y la buena fortuna para el año entrante. Pongal, unas sencilla gachas, una mezcla de arroz y leche dulce que simboliza la cosecha, el regreso de las estaciones. Sin embargo este no es simplemente un festival de la cosecha. Tiene lazos con una elegante tradición cosmológica mucho más profunda. El festival de Pongal es una celebración del hecho de que hay ciclos en la naturaleza. ¿Pero cómo pueden suceder estos ciclos si no es porque los dioses lo ordenan? Y si hay ciclos en los años de los humanos ¿No habrá ciclos en los eones de los dioses?

La religión hindú es la única de las grandes fes dedicada a la idea de que el mismo Cosmos pasa por un inmenso, de hecho un infinito número de muertes y renacimientos. Es la única religión en la que la escala del tiempo se corresponde, sin duda por casualidad, con la de la moderna cosmología científica. Sus ciclos van de nuestros cotidianos día y noche al día y la noche de Brahma, de 8,64 miles de millones de años de duración. Mayor que la edad de la Tierra o el Sol, y como la mitad del tiempo transcurrido desde el Big Bang. Y aún hay escalas de tiempo mayores. Existe la profunda y atractiva noción de que el Universo no es más que el sueño de un dios. Quién, después de 100 años de Brahma, se disuelve en un sueño sin sueños, y el Universo se disuelve con él. Hasta que, después de otro siglo de Brahma, se despierta, se recompone a sí mismo y comienza de nuevo a soñar el gran sueño cósmico. Mientras tanto en alguna parte hay un número infinito de otros universos. Cada uno con su propio dios soñando el sueño cósmico. Estas grandes ideas son empañadas por otra, quizá incluso mayor, que dice que los hombres podrían no ser los sueños de los dioses, sino que los dioses son los sueños de los hombres. (Episodio 10 de la serie Cosmos de Carl Sagan)


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