La frase “el perro es el mejor amigo del hombre” es cierta para muchas personas y a la vez incierta para muchos otras, porque dependerá de preferencias y experiencias personales, eso está claro. Como siempre, las grandes frases necesitan de alguna que otra matización para no caer en tópicos populares, o como yo suelo decir: hemos de respetar a “cada uno con sus cadaunos”. Pero como estamos obligados a convivir conjuntamente los amantes de los perros con los que nos molestan, hemos de llegar a un acuerdo lo más civilizado posible. Hace unos días me mantuve alerta ante una noticia emitida en el telediario: era una campaña a favor de los “perros educados” para reivindicar sus derechos para poder subir a los transportes públicos (autobús, metro, avión) y poder estar y permanecer en restaurantes. El argumento principal es que si son perros que se comportan adecuadamente y están educados, si pueden compartir espacios comunes, y mostraban la imagen de cambiar las pegatinas de prohibido la entrada a los perros por otra de amigos de los perros. En esta temática no voy a debatir porque es un argumento moderado y con pros y contras que pueden debatirse incluso inteligentemente si me apuras. Tampoco con el inestimable papel que muchos perros juegan y desempeñan para los ciudadanos como son los perros lazarillo, o los perros de rescate de personas, o los perros detectores de drogas/bombas, o los perros con papel terapéutico para personas con depresión o con problemas de comunicación, etc. De hecho, tengo la valentía de darles las gracias por su labor públicamente. Pero con los que si me atrevo, a criticar, es con aquellos perros que tienen a “dueños gilipollas”. Porque si te paras a pensar, no es que tengamos problemas con determinados perros, sino que los problemas de convivencia los tenemos con sus dueños. He tenido bastantes malas experiencias con estos “dueños poco respetuosos” que por sentido común y por causa y efecto simple y directo tienen “perros poco respetuosos”, pero voy a señalar tan sólo tres (y me esforzaré en hacerlo con sentido del humor). La primera y la más deprimente (pero la más graciosa) es que estando con mi niña de 3 años en el parque, vi perpleja como tras bajar mi niña por el tobogán, se acercó “una tipa” con un chiguaga pequeñito al que instó insistentemente en que subiera para luego bajar por el tobogán. Ante mi sorpresa y sobre todo ante el cartel gigante que existe en todos los parques infantiles de prohibido los perros, me atreví a comentarle que su comportamiento era inadecuado, a lo que me miró con unos ojos enormes, llenos de perplejidad me dijo: “¿Qué pasa, qué te molesta?” A lo que le conteste que sí, que si no sabía que estaba prohibido y que los columpios era “para los niños/as”, a lo que me contestó toda malhumorada, “¡Pero qué intransigente eres!” marchándose de muy malas maneras. Y digo yo, ¿no tendría que ser yo la malhumorada y la que tachara yo a ella de intransigente?). La segunda mala experiencia, fue en otro parque infantil, cuando estando de nuevo con mi niña dentro del parque infantil, entro un pastor alemán, se acercó a un columpio (un balancín con forma de coche….lo describo sobre todo para otros padres, abuelos, tíos y demás familia si quieren abstenerse de montar ahí a su tesorito) levantó la pata y liberó totalmente su vejiga! Incrédula, más todo el asco que podáis imaginar, fui a interesarme por el dueño, y lo encontré, pero estaba con otros nueve dueños más por lo que me ahorro contaros el bochorno final (si os diré que fue una mayoría aplastante porque en el reino de los tuertos, el ciego es el amo). Y la tercera, y la más triste de contar, por toda la falta de educación que trasmite, fue cuando un tremendo labrador venía corriendo hacia nosotros, y le grité a su dueño que lo atara, pero el dueño sin inmutarse decía tranquila y cómodamente: “tranquila que no hace nada”. Pero el labrador seguía corriendo, y cierto que paró a 5 cms delante nuestro, y al volver a insistir al dueño que debía de ir atado, y sobre todo porque había niños pequeños a los que les deba miedo, me contestó un: “¿Por qué no ata usted a sus hijos?” Lo único que tengo claro de todo esto, es que es inconcebible cuando se equiparan los derechos de los perros ante los derechos de los niños y ciudadanos. Es algo intolerable y nada ético. Y tampoco quiero quedarme con las ganas de decir que los parques y jardines son para los perros, porque no te puedes sentar en el césped a tomar el sol, o dejar a los niños/as que entren a correr por el césped en busca de hormigas o de flores puesto que aquello es un campo de minas de pises y cacas de los perros. Al igual que nuestras aceras. Siempre tienes que ir atento para sortear las sorpresas escatológicas de esos perros con dueños tannnnnnnn civilizados. Y un gracias para aquellos dueños que si tienen dos dedos de frente y hasta tres, y si llevan a sus perros atados y recogen sus cacas, que haberlos haylos. - See more at: http://www.cosasdetias.com/2013/05/06/de-duenhos-irrespetuosos-perros-no-amigables/#sthash.pujVIObF.dpuf