Revista Diario
Hablar con otras madres en el parque da mucho que pensar. Y eso que últimamente los días no invitan al ocio al aire libre. Pero siempre se puede tener alguna que otra conversación.
Llevo varios días reflexionando sobre un par de conversaciones que he tenido no con una, sino con varias mamás acerca del colegio, la posibilidad de cambiar a los niños llegada Primaria y las expectativas, no ya de los niños, sino de esos padres.
De todos es sabido lo mucho que gustan las estadísticas. Todos los años la Comunidad de Madrid examina a sus alumnos de centros públicos, concertados y privados y elabora unas vistosas listas a modo de ranking de calidad educacional. Los colegios privados, se entiende el motivo, alardean de esos datos pues para ellos los resultados llevan el símbolo del dinero asociado.
Muchos centros trabajan por y para los resultados, con lo que ello implica, presión para el alumnado. Yo provengo de un colegio privado, donde había una estupenda calidad educativa, pero eso realmente no importaba tanto como los números, los datos, los resultados obtenidos. Debíamos ser los líderes, los que menos cantidad de alumnos con suspensos tuviera. Donde El COU (cuando lo había) y en consecuencia la Selectividad fuera exitosa en el 99% de los presentados. Y para ello se utilizaban todo tipo presiones, tretas y artimañas. Si un alumno iba rezagado (fuera el motivo que fuera) se le intentaba poner al día, pero si era costoso o no era fácil, se le invitaba a marcharse del centro, muy amablemente eso sí.
Y con todo este previo, os pongo en antecedentes de la conversación con estas mamas. Nuestros hijos están en segundo de infantil y de cara al año que viene muchos padres decidirán si continúan su formación en el centro o se cambian. En principio no hay motivo para cambiarles, el colegio ofrece formación en primaria, su calidad no es discutida, pero siempre queremos más, a los padres me refiero. Siempre más, siempre mejor, como si todo fuera poco para nuestros hijos.
Una mamá dudaba si dejar a su hija aquí: "tiene muy buena calidad, y obtienen siempre una posición muy buena en las notas de la comunidad,...., pero el colegio X dicen que los saca muy bien preparados". Y yo ante estas afirmaciones pregunto, ¿preparados para qué?, para la vida, para la universidad, para la formación profesional, para ser más felices, para qué narices les saca mejor preparados.
Como digo, he estudiado en un colegio privado, fui niña de muy buenas notas, pero no por ello he tenido más oportunidades, no por ello saqué mejores notas en la universidad, no por ello he sido más o menos feliz, no por ello tengo una vida mejor o peor.
La vida está llena de oportunidades, llena de metas, llena de opciones, y el conjunto es lo que hará que nuestros hijos vivan mejor o peor. El año pasado me obsesioné muchísimo con el colegio, con la formación, con el método. Y aunque se me quedó una espinita clavada por no poder llevarle a una escuela que me gustó muchísimo (pero se salía de mis posibilidades) a día de hoy estoy muy contenta con la formación que mi hijo está recibiendo. Y estoy contenta no porque ya sepa escribir, leer, sumar o restar,....., estoy contenta porque se les estimula la imaginación, aprenden gracias al juego, fomentan el gusto por aprender.
No solo eso, no debemos olvidarnos de la educación emocional, a la que muchas familias no dan importancia y es fundamental en el desarrollo de nuestros hijos. Ahí también hemos conseguido logros. Porque yo me he esforzado, pero nada hubiera sido igual sin la inestimable ayuda de la profesora del Peque.
En clase han estudiado las vocales, ciertos números, algunas sumas, pero él ha querido ir más allá y efectivamente ha empezado a leer, tiene ansia por escribir, sabe contar sin límites, suma, resta, y otras cosas más. Pero eso lo ha ido pidiendo y consiguiendo él. ¿Sería más inteligente si en clase tuviera un nivel más alto?. Yo creo que no, porque los padres también debemos participar en el proceso educativo y divertirnos en casa aprendiendo, pues esto también forma parte de un buen nivel educativo.
Muchas familias dan vueltas a si este colegio cubrirá las expectativas que ellos han depositado en sus hijos, y ven buena la opción de colegio que presiona, que manda muchos deberes, que tiene muchos exámenes, que da mucha importancia a la nota. Cada cuál sabrá. Y con esto no digo que el colegio donde mi hijo estudia sea flojo, o no mande deberes, o no haga exámenes, muy lejos de la realidad. Es un colegio con el mismo plan educativo que todos, pero por ahora es un colegio que tiene muy presente un método para conseguir que los alumnos estudien sin presión. Y los resultados que han ido obteniendo hasta el momento les avala.
Y precisamente cuando pensaba en este tema y reflexionaba sobre las opiniones de estas madres del parque llegó a mis manos este artículo de Alfie Kohn. Al menos da que pensar.