Revista Opinión

De escraches y cabronadas

Publicado el 11 abril 2013 por Rgalmazan @RGAlmazan

Ahora resulta que nadie sabía lo que era un escrache hace un mes y hoy, junto con Bárcenas y Urdangarín, son las palabras más usadas en política. Una palabra de origen argentino y que significa: Manifestación ante políticos para denunciar situaciones que se creen injustas.

Bien, pues los escraches en este país los ha puesto de moda la PAH. Gente que apoya las reivindicaciones de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca se manifiestan ante los políticos que pretender mantener la situación de status-quo.

Lo grave es que casi todo el mundo, incluso gran parte de la llamada izquierda resalta la violencia de tales actos. Actos que en su gran mayoría no son sino una crítica abierta y pacífica ante quienes no quieren cambiar las condiciones que provocan cientos de desahucios diarios. Y resulta que casi nadie es capaz de hablar de las causas de los escraches. Solamente se resalta la agresividad y la violencia de los que los realizan.

Pues bien, los escraches pueden llegar a ser violentos. Es verdad. No estoy de acuerdo en que se hagan con insultos ante las casas de los políticos, cuando en ellas además del político está el resto de la familia. Si así lo hiciera estaría utilizando la ley del Talión, porque –y esto no lo dice casi nadie— los desahuciados también tienen hijos y demás familia que sufren las consecuencias de una sentencia injusta y vergonzosa.

Pero lo que no se puede entender es que la opinión mediática y gran parte de la opinión pública esté en contra de los escraches sin más, como si estos fueran actos que vienen de la nada y en los que se actúa de forma caprichosa contra “nuestros representantes”. ¡Basta ya!

Porque los escraches no nacen por arte de birlibirloque sino porque se están produciendo desde el Partido Popular constantes cabronadas desde que llegó al poder:

  • ¿No es una cabronada presentarse a una elecciones con un programa para ganar y hacer después lo contrario?
  • ¿No es una cabronada mentir constantemente, y seguir gobernando como si tal cosa?
  • ¿No es una cabronada vacilar al personal con temas como “Bárcenas” y no dar explicaciones?
  • ¿No es una cabronada subir los impuestos, cuando se dijo que se bajarían o abaratar el despido cuando se negó con contundencia?
  • ¿No es una cabronada decir constantemente que hay brotes verdes cuando Europa, que es quien manda, constata lo contrario y pide nuevos recortes?
  • ¿No es una cabronada decir que se es transparente y tener dentro de su partido el caso de corrupción más grave de la democracia?
  • ¿No es una cabronada que votando a un partido en España, éste decida, perdiendo la soberanía, hacer lo que dicen Merkel y Cía?
  • ¿No es una cabronada que habiendo provocado la crisis, los bancos sean rescatados con dinero de los contribuyentes y no se haga nada en favor de los ciudadanos desfavorecidos?
  • ¿No es una cabronada que una familia se vea en la calle, por razones ajenas a su voluntad, y que además de perder su vivienda se quede con una deuda que no puede pagar?
  • ¿No es una cabronada que los desahucios se estén llevando a cabo con una ley de hace más de cien años, que Europa ha manifestado que es ilegal y que sin embargo el gobierno sigue aplicando, sin detenerlos?
  • ¿No es una cabronada que una ILP con 1405.000 firmas –casi el triple de lo que se pide— sea ignorada por el partido del gobierno, que sigue haciendo el caldo gordo a los bancos?
  • ¿Qué otra posibilidad se tiene para poder pretender participar en política si se usan leyes aunque se hayan declarado ilegales, si se pasa por el arco del triunfo las ILP y la mayoría parlamentaria aplasta a la oposición constantemente?

Escraches

Todas las acciones pacíficas, como son los escraches, que se hagan contra personajes públicos que son capaces de demostrar constantemente su insensibilidad y su alejamiento de los ciudadanos necesitados están claramente legitimadas. Porque un gobierno como el de Rajoy, que ha hecho lo que ha hecho en quince meses, debería dimitir y dejar que los ciudadanos elijan a sus representantes con un programa real y no preparado para ganar. Porque la pregunta pertinente ahora es: ¿Hubiera ganado Rajoy si hubiera dicho la verdad y hubiera manifestado las medidas que ha tomado y sigue tomando?

Que tome nota de esa Europa a la que tanto hace caso. Allí, sea en Francia, en Alemania, en Holanda o en el Reino Unido, un político por el mero hecho de mentir, si se demuestra, dimite sin dilación. ¿A qué espera Rajoy?

Una duda que sólo se resuelve de una forma. Nuevas elecciones generales, porque no se puede tener un gobierno mentiroso que actúa en contra de los ciudadanos y a favor de los poderes fácticos. Y si no, la tensión se seguirá agravando, porque cada día hay más ciudadanos que están diciendo: ¡Basta!

Salud y República  


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