Podría hablar de la extraescolar que ha empezado este año Miss: danza. Y entre babeo de orgullo y sonrisas haciendo memoria contaría cómo hace dos viernes dio comienzo la actividad, con las reticencias de la niña porque mamá no estaría con ella en clase. Al acabar decidió que no quería ir más y con esa idea siguió, a pesar de mi insistencia, hasta que una tarde, al salir del cole y hablar fuera con una de sus amigas de clase que también va a danza, tras una pregunta inocente por mi parte con la cual no esperaba respuesta positiva, dijo que quería ir y que había que comprar la ropa. Y con esas me fui ayer a comprarle malla, falda y zapatillas de ballet. Hoy ha sido su segunda clase - el viernes pasado fue festivo - y estaba contentísima antes de entrar, dando saltos con sus amigas y deseando ponerse la ropa de baile. Y así sigue, encantada, feliz por hacer algo que le gusta mucho y, seguramente, también por hacerlo sin la compañía de mamá y no llorar en el intento. Pues lo dicho, podría hablar de esto. Y entonces lanzaría el anzuelo para debatir sobre la conveniencia o no de que niños tan pequeños - 4 años - realicen extraescolares; o sobre quién ha de elegir las actividades a realizar, si deben imponerse o si debe ofrecerse elección a los niños, como hemos hecho nosotros con Miss; o quizá sobre qué es lo principal que debe regir a la hora de elegir actividad: horario?, localización?, gustos y preferencias del niño?, expectativas de los padres?... Y estoy convencida de que se podría generar un debate interesante y enriquecedor al respecto de todo esto. Pero como he dicho, no hablaré de ello.
Las de Miss todavía son sin punta dura
También podría contaros que mañana voy a asistir a mi primer taller. Y es que yo, que me prodigo entre verdaderas trendy-mothers participantes en mil y un trendy-talleres; que comento en blogs ajenos sobre lo súper guay que parece el taller que se publicita y lo que me gustaría poder ir - pero es en Madrid, repito una y mil veces -, y que tengo un Pinterest que da una imagen más que equivocada sobre mi conocimiento del mundo craft y reposteril, aun no he ido a ningún taller ni de washi-tape, ni de packaging, ni de fotografía, ni de cooking ni de na'. Pero es que vivo en Castellón y aquí las opciones son nulas. Ja! Eso pensaba yo. Y por eso me alegré tantísimo cuando cerca de mi casa abrió hace un mes Vine Cap Açí, Pixaví, una tiendecita-taller de costura, que también organiza talleres de repostería, de pintura, de ganchillo... Mañana hacen un taller de Decoración de galletas de Halloween y me he apuntado con Miss. Llevaba días dándole vueltas a si apuntarme o no y esta misma tarde he decidido de repente que sí - algo ha tenido que ver lo que me costó hacer mis primeras galletas decoradas el otro día -. Estoy convencida de que este será sólo el primero de tantos a los que asistiré, bien de repostería creativa, bien de craft, bien de lo que surja y me apetezca aprender. En Vine Cap Açí, Pixaví o donde sea. Y es que últimamente he conocido varias opciones en mi ciudad para poder hacerlos; hay más vida trendy de lo que yo me pensaba. Y para lo que no, Valencia está a un paso. Pero... tampoco voy a hablar de esto.
Han modificado la duración a 3 horas, así que acabará a las 14 h.
Podría haber empezado a escupir sobre todo lo que conlleva la organización familiar-del hogar y la escasa colaboración en lo invisible por parte de Papagoloso. Que sí, que él se ocupa como yo - bueno, la mitad o menos, pero ese es otro tema - de baños, cenas, lavadoras, limpieza, compras, desayunos... Pero es que una casa-familia no es sólo eso. Acaso los recipientes del jabón de manos se rellenan solos? Y los rollos de papel, qué pasa? que van solos a la basura una vez vacíos y el repuesto aparece por arte de magia? Bueno, y los niños necesitan calcetines, bodys, camisetas, zapatillas... y alguien ha de pararse a pensar sobre ello. Y en el cole han dicho que todo debe ir etiquetado, pero creo que él no lo ha oído. Y las agendas escolares, quién las mira? Y no hablemos del calendario de revisiones médicas y vacunaciones; para qué acordarse? Y el cambio de armarios? Porque me molesta soberanamente tener la cómoda hasta arriba de ropa de diferentes estaciones; que si camisetas de manga corta con jerseys de lana, bañadores con pantalones de pana. O sandalias junto a las botas en el suelo del baño. Porque así es como acaba si no se realiza a su debido tiempo el cambio de ropa y calzado. Pero no le molesta? No lo ve? Y la documentación/papeleo médico, escolar, de casa, existe? Y la lista de la compra ya ni os cuento: Golosi, hay que comprar galletas de las mías. - Anótalo en la lista de la puerta de la nevera. Y lo anota. O no. A veces pienso que quizá firmé sin saberlo una cláusula al casarme que me hacía a mí responsable de pensar en todo. O quizá un ser extraño, pequeñito y de origen desconocido se ha colado en su cerebro y le ha eliminado la neurona destinada a, en un solo golpe de vista, percatarse de una docena de cosas pendientes. Esa neurona que abunda en el cerebro femenino, al menos en el mío. Coño ya! Que yo también podría despreocuparme de todo esto, dejarlo pasar, hacer como que no veo nada y ya. No, no podría, y como no quiero crear mal rollo conyual, de esto tampoco hablaré el post de hoy.
Esta agenda ya la tenía fichada. Creo que acabaré haciéndome con ella
Qué me pasa? No me decido por nada. Pero es tarde, debo acostarme ya, así que dejo la entrada tal cual y quizá mañana me levante con algo claro en mi cabeza ;-). Vosotras cómo decidís de qué hablar en un post?
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