Revista Cultura y Ocio
Me gustan los relatos de fantasmas. Por eso es obligado traer aquí a mi diario esta anotación:
"Espíritu festivoRobertson DaviesLibros del asteroiderecopilación de cuentos de fantasmashacerse con él más tarde o más temprano..."
El propio Davies, que es ese señor que ustedes tienen retratado más arriba, sentado en un sillón junto a una imponente chimenea, y con pose e indumentaria pulquérrimas, explica en el prólogo a la primera edición de este libro, de 1982, la razón de ser del mismo: «A pesar de la afición que he tenido toda la vida a los cuentos de fantasmas jamás se me ocurrió escribir ninguno hasta que fui a Massey College, facultad y residencia universitaria de la Universidad de Toronto, en 1963. Por Navidad celebrábamos siempre una fiesta a la que invitábamos a algunos amigos y era preciso dar algo de espectáculo. Abundaban las personas de talento, como poetas y músicos, pero se esperaba que yo hiciera también alguna aportación, y se me ocurrió que podía ser un relato de fantasmas, el primero del presente libro. Durante los dieciocho años que estuve en la residencia, todas las Navidades me pedían que escribiera un cuento, y aquí están, reunidos en un libro, con la esperanza de que los disfruten otros entusiastas de esta clase de literatura.» De Davies he leído la Trilogía de Deptford, que me introdujo a un autor de una prosa cristalina y briosa al mismo tiempo, con una elegancia exquisita, una mirada aguda sobre los personajes y sobre la trama, y una buena dosis de humor. Ha de esperarse que semejantes ingredientes estén aquí también presentes. Anticipa un poco que eso es así la nota de la editorial: «Los fantasmas de Dickens, la reina Victoria o Ibsen son algunos de los espíritus festivos que habitan un libro en el que la maestría de Davies se muestra en todo su esplendor. Unos fantasmas que el lector llegará a necesitar "como quien necesita un suplemento dietético, unas vitaminas para atajar una de las dolencias modernas más temibles: el raquitismo racional."»
Así que, como decían lo latinos: fiat. Es decir, vía libre. Es decir, a la saca.