De fiestas de cumpleaños y otras comilonas

Fin de semana antológico

Nos hemos pegado un fin de semana que ni te cuento. De comilona en comilona, y tiro porque me toca.

El sábado por la mañana fuimos a casa de mi amiga M., porque su hijita R. cumplía un añito y lo celebraban. Me gustó ver los globos en la entrada de su casa (son cosas que no se ven mucho por aquí, pero así se sabe que hay una celebración). M. vive en una casita de una planta, con terraza en el piso de arriba; allí montó las mesas con la comida: bocaditos salados, snacks, cupcakes… de todo (y todo riquísimo, claro); y allí estábamos todos los invitados, papás e hijos. Estábamos bastante tranquilos todos porque, a pesar de haber anunciado lluvias, la mañana estaba aguantando bien. Hasta que se torció y empezó a llover.

Tuvimos que desmontar el chiringuito rápidamente y resituarnos dentro de la vivienda. Como todos colaboramos, por suerte todo se puedo hacer bastante rápidamente, y no nos mojamos nada.

Una vez dentro ya sacaron la tarta y cantamos el Cumpleaños feliz (en inglés, castellano y catalán, toma ya!), la mamá sopló la vela, porque la peque se quedó dormida teteando, y luego nos comimos un trozo de pastel, antes de salir hacia Barcelona, porque habíamos quedado para comer con mi padre y mi hermano.

Después de comer el pastel, a Barcelona. Nos encontramos con mi padre y mi hermano delante de un restaurante hindú que se llama Bollywood, y allí comimos. Yo me pedí un Chiken Korma. Para las niñas pedimos un pollo rebozado con harina de garbanzos y especias (que no se comieron, pero dimos cuenta los demás); las Chocolatinas se pusieron hasta el alma de calamares a la romana; y el premio gordo se lo llevó mi padre… ¡pidiéndose un plato combinado! Sí, sí: con su lomito, sus croquetas, sus patatitas fritas y todo.

Salimos de allí y nos dirigimos al Centro Comercial Les Glòries, donde Tris, de Afrohair, había organizado quedada de chicas afro. Esta vez fuimos ocho chicas (además del cari, mi hermano y las Chocolatinas): cinco habituales y tres chicas nuevas, muy majas. Estuvimos hablando de pelos, claro, y de otras muchas cosas más. Estuvimos hablando mucho de acondicionadores caseros, y N., una de las chicas nuevas, me dio una idea genial: usar aguacate para hacer mascarillas de hidratación profunda. Y ya me he estado documentando en San YouTube; así que en cuanto me quite las trenzas lo probaré (y te lo contaré, obviouslymente).

Y así pasamos prácticamente dos horitas: compartiendo trucos, consejos, anécdotas graciosas. Y cerca de las nueve decidimos que ya era hora de irse; las Chocolatinas se había despertado temprano y no habíamos parado desde que salimos de casa. Mi hermano decidió venir a pasar la noche en casa, que hacía mucho tiempo que no lo hacía. Hicimos pizzas caseras para cenar (dimos cuenta de ellas tan rápidos que ni hacerles fotos pude).

Y ayer fue día de estar en casa, tranquilamente, sobre todo por la mañana, con lo que estuvo lloviendo. Hacia mediodía, el cari salió de casa y fue a votar; y yo salí después, porque como las niñas no querían salir, tuvimos que turnarnos.

Comimos muslos de pollo al horno con patatas, y de postre, nos dimos un homenaje con este bizcocho de chocolate y naranja.

Terminamos la tarde los cuatro en casa, jugando al Wii Party, muy divertidos, excepto Chocolatina Mayor, que tiene un espíritu competitivo que no sabemos de dónde lo saca y se pilla unos cabreos terribles si no gana; habrá que trabajarlo.

Y éste ha sido mi fin de semana. Con tiempo para casi de todo. Pero siempre disfrutando.