De filetes y malabaristas

La cotidianidad te puede sumir en el abandono intelectual sobre todo si en el camino hacia un buen libro te encuentras una televisión encendida. Sin embargo hay que hacer un esfuerzo por observar la vida de forma de encontrar detalles curiosos.

Por ejemplo me he dado cuenta de que los semáforos de Málaga están plagados de malabaristas que aprovechan el momento moco de los conductores para deleitarles con juegos malabares con cualquier elemento disponible mazas, diavolo, aros, conos de tráfico. La actuación de estos jóvenes acaba cuando el semáforo se pone en verde y tienen que recoger todos los objetos que usaban y que se han caído al suelo. Mal negocio, no les da tiempo a ir de coche en coche pidiendo dinero con el que financiarse su huida del país. Desde aquí hago un llamamiento a los propietarios de los circos para que se lleven a los muchachos de los semáforos y que de paso les enseñen a hacer malabares, porque tal y como lo hacen ahora se pasan más tiempo recogiendo mazas del suelo que extendiendo la mano a través de las ventanillas de los coches. Además eso puede dar pie a que algún avispado del gobierno se le ocurra un impuesto por parar en los semáforos.

Por otro lado he observado que los filetes de pollo de corte fino del Mercadona son cada vez menos finos, peor cortados y llenos de desperdicios. Eso me hace pensar que no tienen contratada a la muchacha de Kill Bill para cortar filetes finos. Supongo que este desaguisado se debe a la eficiencia que pregona el dueño de la cadena de supermercados que [espacio reservado para decir lago positivo de una empresa que trata a sus trabajadores como escoria, cuando se me ocurra]. A los trabajadores que se dedican a cortar el pollo se les debe de paga menos y se les ofrece una prima en función de la productividad. El resultado es beneficioso para todos. Mercadona paga menos al trabajador, consigue bandejas con más desperdicio -como cuando los tenderos tramposos trucaban el peso en tiempos de Franco, porque ahora ya no lo hacen, no?- y yo me entretengo un rato más limpiando el pollo fileteado que he pagado como si fuera limpio.

A lo mejor todo esto mejoraba si se hicieran unos pequeños cambios. Por ejemplo que los malabaristas de los semáforos en lugar de tirar cosas que terminan en el asfalto, se pusieran a hacer una exhibición de fileteado de pollo. Mala suerte hay que tener para que manejen los cuchillos igual de mal que las mazas. Además, de este modo no tienen que pedir nada a los conductores porque les paga Mercadona (já!), y Mercadona se ahorra tener que pagar un local en el que tener a los trabajadores. Y para cuando todo funcione correctamente seguro que ya nos han puesto un impuesto por parar en los semáforos en rojo y no usar el móvil o sacar nada pegajoso de las narices. Y no te digo nada si se te ocurre comprar pollo fileteado en la calle como si se tratara de un vulgar bolso de Louis Vuiton [he oído decir que hay gente que compra bolsos de marca en tiendas, pero seguro que es una leyenda urbana].

Al paso que vamos creo que lo que deberían filetear en los semáforos son políticos, y da igual que queden llenos de desperdicios o no, si total eso no se lo van a comer ni los buitres.

Pues eso que la renta per cápita continúa bajando y seguro que es por culpa de los malabaristas que no saben cortar filetes, porque a estas alturas decir que es culpa de algún político es probable que se considere un acto de terrorismo. Y si no, al tiempo.