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De guardia con Oscar, de David Dosa

Publicado el 19 enero 2011 por Isi

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David Dosa es médico geriatra en Rhode Island. Trabaja en una residencia para ancianos, en la tercera planta; el lugar donde están los enfermos terminales. Oscar es uno de los gatos que están con los residentes y su particularidad es su falta de sociabilidad con las personas, salvo cuando alguien está a punto de morir; entonces Oscar se queda junto al paciente y le acompaña en sus últimos momentos.

El Dr. Dosa no fue el que descubrió el extraño don del gato; era lo que se comentaba en la residencia, estaba en boca de trabajadores, de residentes y de los familiares que visitaban a los residentes y el autor del libro decidió investigar al respecto. En muchas ocasiones, el paciente no presentaba signos clínicos de una muerte inminente, pero Oscar parece saber cuándo va a llegar el momento. Quizás un exceso de olor a cetona que pueden despedir las células al morir… Pero no sabemos nada con certeza.

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David realiza una serie de entrevistas a los familiares de personas que fallecieron en la residencia a los que Oscar acompañó. Y esto es lo interesante de la historia. La mayoría de los residentes han sido enfermos de demencia que se han tenido que enfrentar al calvario de esta enfermedad: a dejar de aprender todo lo que damos por hecho en la vida (abrocharse el cinturón de seguridad, por ejemplo) y a olvidar los nombres de las personas que más les han querido; a vivir asustados y sin los recursos de su mente para solventar una situación complicada.

Y los familiares también lo han tenido difícil. Resulta que un enfermo de demencia requiere 24 horas de atención constante y a sus familias les cuesta dar el paso de ingresarles en una residencia, donde es evidente que tienen a su disposición muchos más medios y cuidados que los que pueden dispensarle en casa. El autor llama “generación sandwich” a las personas que tienen que repartir el tiempo entre cuidar a sus hijos pequeños y a sus padres enfermos. Cuenta los casos, por ejemplo, de unas hermanas que acostaban a su madre en la cama y ellas dormían en colchones dispersos por el suelo de la habitación, porque había noches en que la mujer se levantaba, salía y luego se perdía y no sabía volver a casa, y esa era la única forma que tenían de evitarlo (no la iban a atar a la cama). O el caso de un compositor de música que tenía apuntado en un cuaderno las notas y los pentagramas y una descripción de los instrumentos con su función; su mujer lo encontró cuando falleció. O la mujer que salió corriendo de la habitación asustadísima cuando su marido apareció con un ramo de flores para regalarle por su aniversario de bodas: no le reconoció.

En fin, es una enfermedad desgarradora; incluso con toda la buena voluntad del mundo, uno puede desesperarse a la hora de enseñarle por enésima vez a un familiar a encender la radio. Además, tenemos poca información y ningún tratamiento eficaz todavía.

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Es de lo más achuchable, ¿verdad?

¿Y qué pinta Oscar en todo esto? Bueno, su tarea es estar al lado del que lo necesita. Como dije antes, muchos enfermos no mostraban ningún signo clínico antes de morir y Oscar estaba allí para acompañarles a ellos y a sus familias, como para ofrecerles consuelo. Al principio pensaba que era horrible que apareciera el gato, pero al fin y al cabo los familiares sabían que el momento llegaría tarde o temprano y agradecían a Oscar el “avisar” y estar con ellos durante esas últimas horas. Aunque quizás sí que dé un poco de impresión verle entrar en una habitación…

En esta residencia hay varios mininos y, al parecer, los residentes y sus familias están encantados con ello: juegan con los nietos durante las visitas y también con los residentes, hacen compañía… Parece ser que los enfermos de demencia guardan un instinto primario de amor por los animales y, aunque el mundo a su alrededor les es desconocido, se encuentran a gusto con los gatos. Supongo que así la residencia será un hogar más alegre.

Le pongo la máxima puntuación. En realidad no es una novela (le puse la categoría de “historia real”, porque no sabía dónde encuadrarlo) y la reseña me ha quedado larguísima porque quería explicar bien sobre qué trataba el libro. La editorial lo incluye en una colección llamada “Palabras abiertas”, que parece que es de autoayuda, pero yo no creo que lo sea en sentido estricto.

El argumento viene dado más por las historias y explicaciones de aquellos que han convivido con la enfermedad que por el propio gato, pero me parece un libro muy interesante a la hora de plantearse muuuuchas cosas (¿por qué pensamos que los ancianos son “asexuados”?). Oscar es el hilo conductor, pero lo importante del libro son las personas que han pasado por su lado, para bien o para mal. Muy recomendable para entender un poco más acerca de la demencia.

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Título:  De guardia con Oscar
Autor: David Dosa
Editorial: Maeva
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta
ISBN: 978-84-15120-00-1
Páginas: 284
Precio: 19€
Propósito personal: Sí; me quedan 63.

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