A veces me da pereza hacer cosas con mis Trastos. Muchas veces tardo yo más en preparar las cosas que después ellos en disfrutarlas. Aún les falta concentración. A veces pienso que no merece la pena. Especialmente, si hay pinturas de por medio.
Afortunadamente para ellos, me puede la niña que llevo dentro y, al final, acabo haciendo caso omiso a la voz de mi interior que me dice que montar todo el tinglado para apenas diez minutos es una tontería. Y acabo sacando las pinturas y los pinceles.
La culpa de todo la tienen a partes iguales la artista frustrada que llevo dentro y Pinterest. Pero como digo, los grandes beneficiados de todo esto son mis hijos. Bueno, y la niña-artista-frustrada de mi interior también.
Es cierto que muchas veces estas cosas las acabamos terminando los padres, pero a mí personalmente no me importa. Me gusta pensar que, cuando crezcan y echen la vista atrás, tendrán recuerdos con su madre y las manos manchadas de pintura. Y confío en que serán recuerdos felices.
Yo no tengo recuerdos haciendo manualidades con mis padres. No sé si harían cosas así con mi hermana y conmigo, pero si es así, yo no me acuerdo. Por eso siempre estoy pensando cosas para hacer con mis hijos. No importa que no se acuerden de que hicimos tal o cual cosa, lo que quiero es que recuerden que hicimos cosas.
Bueno, pues esta manualidad de hoy da mucho juego. Se pueden hacer infinidad de cosas. Se trata de cuadros abstractos, hechos con témperas, cinta de carrocero y lienzos o cartulina. ¿Y qué se hace con todo eso? Pues podéis optar por hacer cuadros abstractos como los de la foto, pero también podéis poner el nombre del niño o, si el tamaño del lienzo lo permite, frases que os gusten.
CONTRAS:
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He dicho pinturas y pinceles. Así que a menos que vuestros peques sean muy cuidadosos, esto implica que se van a manchar. Se mancharán ellos y todo lo que tengan en un radio de medio metro. Elegid bien el sitio y poner un hule o papeles de periódico. Ropa que no sea nueva también sería buena idea.
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Si lo hacéis en exterior (patio o terraza), cuidado también con los días de aire. Obviamente, si lo hacéis en lienzos, éstos no se van a volar. No puedo aseguraros lo mismo si lo hacéis con cartulinas.
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Los cuadros de la foto están hechos en folios normales y corrientes. No os lo aconsejo. Al despegar la cinta de carrocero, aunque no es lo mismo que un celo, nada más que por lo húmedo que queda el folio con la pintura se corre el riesgo de que se rompa un poco. Es lo que nos pasó a nosotros. Es mejor usar lienzos o cartulinas.
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Como se usa pintura, antes de poder usar la obra de arte (ya sea colgarla en la pared, enmarcarla o pegarla en el armario) hay que dejar pasar un tiempo hasta que la pintura esté completamente seca.
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La cinta de carrocero es muy importante. Como he dicho antes, no vale el celo. Éste se pega más al papel, por lo que tiende a romper la superficie al despegarlo. Escoged una cinta de carrocero estrecha porque si no, a menos que donde lo vayáis a poner sea una superficie grande, me temo que vais a tener que andar cortándola a la mitad.
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Cuando pongáis la cinta de carrocero, no dejéis pasar mucho tiempo hasta que os pongáis a pintar o se empezará a despegar.
PROS:
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Desarrolla la creatividad y la destreza óculo-manual.
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Es divertido.
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El resultado final sirve para decorar. Y además es súper vistoso y alegre.
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Se pueden utilizar tantos colores como queráis o simplemente uno solo. ¡Imaginación al poder!
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Nosotros usamos témperas con sus pinceles, pero también podéis usar pintura de dedos. Eso sí, en ambos casos, cuidado con levantar la cinta de carrocero al pintar.
Para explicaros mejor cómo se hace esta manualidad, os dejo el vídeo que ya está en el canal de YouTube del blog. Es un vídeo cortito, pero creo que ilustra bien los pasos a seguir. O también podéis entrar aquí que es de donde yo saqué la idea.
Si te ha gustado esta manualidad, pincha aquí y descubre más.