Seguro que las habéis comprado en alguna tienda. Seguro que os encantan o les encantan a vuestros hijos. Son deliciosas. Crujientes… crash… Con chocolate… mmm… Y seguro también que pensáis que no podéis hacerlas. ¡Error!
Hay un blog por ahí que tiene como objetivo encontrar el cupcake perfecto. Yo llevo años buscando la galleta con pepitas de chocolate perfecta. Y creo que he dado con la receta. Fue por casualidad. Pero como estaba obsesionada con estas galletas tipo Chip Ahoy, tuve que probar a hacerlas.
Tengo un cuaderno donde apunto a mano las recetas que me gustaría probar. Si la llevo a cabo, resalto el título con fluorescente. Y le pongo una carita al lado. La carita sonríe si la receta está de vicio. Está seria si tras probarla nos hemos quedado igual. Y la carita se pone triste si, a pesar de haberla hecho bien, no nos ha gustado el resultado final (por consistencia, por manera de hacerla, porque no nos gusta el sabor…). A esta receta le he puesto una carita sonriente al lado. Y le he pintado una lengua, en plan me estoy relamiendo. Además le he puesto corona. Es la receta reina de las galletas con chocolate. Al menos en esta casa.
Aunque podéis encontrar la receta original de Amanda Laporte aquí, me vais a permitir que os copie los ingredientes y os explique cómo la hago yo. Con estas cantidades salen entre 20 y 25 galletas.
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220 g de harina
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100 g de mantequilla
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90 g de azúcar moreno
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45 g de azúcar blanco normal
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1 cucharadita de levadura en polvo (la de los postres)
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1 cucharadita de azúcar avainillado
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1 huevo
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100 g de pepitas de chocolate
Para elaborar estas galletas, podéis seguir las instrucciones de la receta original, tamizando por un lado la harina y la levadura y por el otro mezclando la mantequilla con los azúcares y el huevo. Después se incorpora todo y se le añaden las pepitas de chocolate.
Yo lo hago todo en el mismo cuenco. Mezclo la mantequilla con los azúcares, incorporo el huevo y después añado las pepitas de chocolate. Entonces, pongo un colador fino sobre el cuenco y tamizo directamente la harina con la levadura. Incorporo bien y ya está.
Desde aquí, sigo las indicaciones de la receta original. Es decir, enrollar la masa cual chorizo en un poco de papel transparente y refrigerar al menos media hora. Después saco la masa y corto lonchas. La receta dice que así tal cual se puede poner sobre la bandeja de horno y hornear. Yo prefiero la otra opción de la receta: coger esas lonchas y hacer bolas con ellas, como si fueran albóndigas, y después aplastarlas. Así no me salen excesivamente grandes.
Coloco en la bandeja del horno y a hornear a 200ºC (como dice la receta) unos 8 minutos en mi horno. Pero eso ya depende de vuestro horno y de si os gustan más o menos oscuras.
Y ahora el bonus track. Yo, junto con las pepitas, le añado unas pocas semillas de amapola que dicen que tienen mucho calcio, hierro y vitamina A. Además, admiten ralladura de naranja. Chocolate y naranja… en fin… ya os lo imagináis… Y, puestos a innovar, ¿qué tal que sean de chocolate enteras? Para ello, una vez pesada la harina, retiráis una cucharada de la misma y la sustituís por otra igual de cacao en polvo. Bueno… es sólo una idea…
CONTRAS:
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Dice la receta que la mantequilla debe estar a temperatura ambiente. Así que hay que acordarse de sacarla antes del frigo. Yo pocas veces me acuerdo. Así que, aunque se dice que no se debe hacer, la atempero un poco en el microondas.
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Si os animáis a hacerlas, os aconsejo encarecidamente que las refrigeréis. Así la mantequilla se endurece y luego os será más fácil maniobrar con ellas. Si tenéis prisa, hornearlas directamente, pero sabed que el tiempo de horneado se reduce bastante. A mí una vez que las hice sin refrigerar casi se me queman.
PROS:
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La receta original admite variaciones, como las semillas de amapola y la ralladura de naranja que he comentado antes. Supongo que también admitiría algo de menta, pero esto ya no lo he probado.
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Si las hacéis, sabréis exactamente qué lleva. Así que si os parecen muy dulces podéis reducirles el azúcar.
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El azúcar vainillado ya se encuentra en prácticamente todos sitios, pero si no dais con él, podéis obviarlo y añadir un poco de esencia de vainilla o no añadir nada más.
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Se puede congelar la masa. Sí, lo he probado y están igual de buenas. Cuando las hago en casa, ya que me pongo, doblo las cantidades originales. Así hago una tanda y la otra la congelo. Para descongelarla, directa al frigorífico unas 24 horas.
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Si no congeláis, la masa aguanta dos o tres días en la nevera.
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Hacer la masa ensucia poco. Ya os digo que yo sólo uso un cuenco para la mezcla, un tenedor para mezclar y el escurridor para tamizar.
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Se pueden hacer con niños. Si son pequeñajos, poned cada ingrediente en un cuenco y que los vayan echando ellos a la preparación (en este caso, sí que ensuciaréis algo más). Si ya son algo más mayores, pueden pesar ellos mismos los ingredientes. Y, por supuesto, dejadles hacer las bolas. A los míos les encanta.
Yo horneo todas las galletas que salen con las cantidades originales porque en casa vuelan. Una vez se me ocurrió llevárselas a los mayores cuando salían del cole, para que se las fueran comiendo de regreso a casa. Desde entonces, todas las tardes, nada más verme, ya ni me saludan ni nada. Directamente me preguntan si les he traído galletas. Los besos y los “hola, mamá” van después.